Es difícil no leer un artículo sobre sueños sin que se mencione a Sigmund Freud (1856-1939). Sin embargo, la figura ya iconográfica de Freud ha quedado relegada a la cultura popular. La psicología –que nada tiene que ver con la pseudopsicología que inspira muchos libros comerciales de autoayuda–, hace tiempo que arrinconó el psicoanálisis. La teoría freudiana, según la cual durante el sueño se camuflan traumas sexuales a través de elementos simbólicos, carece de sentido: nadie es testigo de lo que estamos soñando, por lo que el “inconsciente” no tendría necesidad de enmascarar sus deseos a través de complejas elaboraciones simbólicas. Aunque la teoría psicoanalítica resultó especulativa y carente de base científica, lo cierto es que abrió las puertas a la exploración del mundo de los sueños.
LA ARQUITECTURA DE LOS SUEÑOS
Hoy, la ciencia de los sueños ha avanzado mucho desde los tiempos de Freud. Aunque hubo que esperar medio siglo desde que se publicara su clásico La interpretación de los sueños (1899), para que la ciencia descubriera cuál es la arquitectura que nos traslada hasta el mundo onírico…
A partir de los años cincuenta del siglo XX, fueron el doctor (1921-1998) y el profesor (1895-1999), de la Universidad de Chicago (EE.UU.), los pioneros en la investigación científica del sueño. Sus investigaciones, apoyándose en el uso de nuevas tecnologías como el EEG (Electroencefalograma), permitieron distinguir las distintas fases en las que se articula el sueño, advirtiendo la existencia de un período