EL ORIGEN DE LA PARÁLISIS DEL SUEÑO
Desde la noche de los tiempos –y en este caso nunca mejor dicho–, culturas de todas las civilizaciones se han referido a ellos. En el Medievo occidental, recibieron el nombre de íncubos y súcubos: demonios infernales –adoptando formas masculinas y femeninas respectivamente-que se materializan durante la noche para sentarse sobre el pecho del durmiente, paralizándolo. Y así lo siguen creyendo, en pleno siglo XXI, muchos creyentes en el esoterismo. En la mitología japonesa es el Kanashibari el término que describe la parálisis del sueño provocada por la presencia de espíritus malignos que deben ser exorcizados. En países de Latinoamérica, el folklore atribuye estas experiencias a una bruja que, adoptando forma de animal, se posa sobre la persona; o bien a la presencia de un difunto que se acuesta en la cama impidiendo que el durmiente pueda levantarse. Mientras que en países africanos se conoce como boratat, y se considera un presagio de muerte…
Esta mitología, que –en ausencia de conocimientos científicos– trata de ofrecer una explicación a las experiencias de parálisis del sueño, va a permeabilizarse del contexto cultural de nuestra época. A lo largo del siglo XX, la literatura, el cómic, y, posteriormente, el cine han introducido un nuevo elemento en la cultura popular: las abducciones extraterrestres. Aunque el mito de los secuestros aliení- genas se remonta a la década y (MÁS ALLÁ, 379); no será hasta 1980 cuando este fenómeno adquiera una nueva narrativa: el de los “visitantes de dormitorio”.
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