Derribando mitos sobre la trata de personas
La trata de personas es un fenómeno, un delito y una violación a los derechos humanos, que representa uno de los mayores retos para las sociedades contemporáneas. Su incremento se debe a muchos factores; entre ellos, el desconocimiento de la población acerca de su configuración y la estereotipación de las víctimas de esa conducta.
Este desconocimiento tiene como consecuencia que la trata de personas ocurra en el ámbito cotidiano sin que sea denunciada ni advertida; incluso podríamos decir que es promovida entre la propia ciudadanía. Un ejemplo de esto es la adquisición de artículos a empresas que llevan a cabo prácticas de explotación laboral —casi servidumbre—, como ciertas marcas de ropa que además han visto incrementadas sus ventas a raíz de la pandemia por Covid-19.
En el presente escrito tenemos como objetivo derribar 9 mitos sobre la trata de personas que tienen su origen en el desconocimiento de la población, con el propósito de que la persona lectora tenga un panorama más amplio sobre esta conducta.
Concepto de trata de personas
Amén de las definiciones teóricas que proponen personas académicas sobre la trata de personas, nosotros nos ajustaremos a las dos que se derivan dice lo siguiente: “Por ‘trata de personas’ se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza, u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.
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