UNA RÉPLICA DEL EMBLEMATICO LETRERO DE HOLLYWOOD, situado sobre una de las colinas de la ciudad de los Ángeles, a donde llegó tiempo atrás acompañado de su familia, era el marco perfecto para simbolizar un paso trascendental en la carrera de Diego Boneta tras años de castings y entrevistas. Hace 10 años (2012) se estrenaba Rock ofAges, musical llevado al cine con Tom Cruise y Catherine Zeta-Jones en papeles estelares del reparto y, a su lado, el joven mexicano con su guitarra eléctrica cantaba con destreza el himno “Don’t Stop Believin”, de Journey, oportunidad de oro. Dos lustros después, el actor y músico ha seguido con pasos firmes, ganándose a pulso el ser una figura fundamental dentro del selecto grupo de latinos que hoy tienen, por derecho propio, el respeto del público, de sus colegas y de la industria del entretenimiento, y un lugar en la competida y difícil tierra de las estrellas.
Para Boneta, quien hiciera sus primeros pinitos cantando a los 13 años de edad en Código Fama (el primer de niños en México), la música no ha dejado de estar presente en su carrera y de ser aliada fundamental en varios de sus proyectos de actuación. Hoy, a los 31 años, cuando despierta y se asoma a la ventana para ver el amanecer californiano desde su hogar en West Hollywood, tiene claro, sin pretensiones, que va en el camino correcto y que todos los pasos que ha dado han estado cimentados por las enseñanzas de su familia. El compromiso con sus sueños y sus ganas de triunfar lo