«Temía los 7 días después de cobrar»
. Aunque me engañaba diciéndome que todo se debía al alto coste del alquiler y a la subida de precios, lo cierto es que tenía que ver con cómo me sentía. Con poco más de 20 años experimenté una especie de vacío que sólo conocemos los que hemos sufrido una depresión. Y tendía a llenar ese hueco comprando sin freno. Cuando acumulé 4.000 euros en la realizada por el INE, se ha registrado un incremento de 3,3 puntos en la falta de interés o alegría por hacer las cosas desde que apareció el coronavirus. Y la sensación de estar deprimido ha subido 2,2 puntos. Marina, de 25 años, forma parte de esta estadística: «Durante el confinamiento lo pasé muy mal. Compraba compulsivamente en internet para sentirme mejor y me endeudé. Aunque me costó, empecé a ir a terapia y allí aprendí que la relación que tenía con el dinero era malsana y que la necesidad de adquirir cosas encubría una forma de llenar los vacíos de mi autoestima. Crear un registro me ayudó a saber gestionar los gastos. Fue el punto de partida», dice. Ánimo, se puede salir del bache, y estos testimonios son la prueba de ello.
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