¿VUELVE LA GUERRA FRÍA A LOS JUEGOS OLÍMPICOS?
principios de diciembre pasado, Estados Unidos abrió fuego con un órdago diplomático. Su delegación oficial no acudiría a los Juegos Olímpicos de Invierno (incluidas las Paralimpiadas) que se celebran en Pekín durante este mes de febrero, para protestar contra “el actual genocidio y los crímenes contra la humanidad en [la región noroccidental china de] Xinjiang”. Con un argumento de esa envergadura, la primera potencia mundial estaba denunciando implícitamente a las democracias que no siguieran sus pasos. Y muchas democracias reaccionaron. Así, pocos días después, Australia, el Reino Unido y Canadá, aliados tradicionales de Washington, anunciaron que sus diplomáticos tampoco asistirían. Luego se unirían Japón, Austria o Bélgica, mientras Francia y Alemania pedían una postura consensuada en el seno de la Unión Europea. Con el paso de las semanas, la situación empeoró cada vez más, las autoridades del gigante asiático amenazaron con represalias
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