EL INGENIERO DE LA BANDA, CHRIS KIMSEY, REBUSCÓ DESCARTES DE OTROS ÁLBUMES.
ERA 1981 Y LOS ROLLING STONES estaban atascados. Comprometidos en realizar una gran gira en verano, tampoco querían desperdiciar la oportunidad de promocionar un nuevo disco. Pero Mick Jagger y Keith Richards estaban peleados, casi no se hablaban ni escribían juntos. Y el tiempo... indetenible. “No había chance para hacer un álbum y comenzar el tour”, dijo Richards en 1993.
El ingeniero de toda la vida de la banda, Chris Kimsey, planteó una solución elegante. Habían sacado cinco álbumes en los siete años anteriores, así que quizá, razonó, había suficientes descartes o borradores inacabados que valdría la pena para montar algo inédito. “Me pasé tres meses revisando los últimos cuatro o cinco álbumes para encontrar material que había sido olvidado o, en su momento, rechazado”, dijo Kimsey en una entrevista