Bajo el signo de la T
“Probablemente la única ciudad en la que la realidad es mucho mejor que en las postales”. Así le gustaba describir Nueva York al director de cine Miloš Forman. Y es que para el checo la magia de la Gran Manzana despertaba un embrujo que superaba lo que cualquier cámara pudiera captar a través de una lente. Grandiosa, frenética, imparable, compleja, insomne y, sobre todo, inspiradora. De Truman Capote a Fran Lebowitz pasando por Woody Allen (neoyorquino de pura cepa por antonomasia) hasta Frank Sinatra (intérprete del que indudablemente es el himno que resuena en la cabeza de todos cuando pensamos en la ciudad). No ha habido artista que no haya caído rendido a sus pies. Le han dedicado desde cuadros hasta novelas, canciones y películas, poemas y fotografías… Una lista a la que
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