Kiko Rivera: ¿confundido o incoherente?
A SEGURA que la muerte de su abuela materna, doña Ana, ha supuesto un antes y un después para él. La pena y el sentimiento de culpabilidad por no haberla cogido de la mano los últimos días de su vida invadían a Kiko Rivera (37) y por eso, decidió dejar aparcados los problemas con su madre, Isabel Pantoja, y acercarse a Cantora para darle el pésame.
Una decisión de la que se alegra ya que reconoce que no se sentía bien y que ese paso adelante ha supuesto para él un gran cambio: “A mí se me había muerto mi abuela, pero a mi madre, con la que no me hablo, se le había muerto su madre y es cuando llega el cambio de ese Kiko enfadado e infeliz, que discute con su mujer y con sus hijas porque al estar mal con su madre, su mundo desaparece. Ahora estoy tranquilo, feliz y agradecidoen sin dejar de repetir que “no quiere guerras con nadie”Sin embargo, ni su imagen ni sus argumentos respaldan estos sentimientos conciliadores. Y es que ni se ha producido esa reconciliación con su madre ni demuestra estar feliz ni ha enterrado el hacha de guerra. Un batiburrillo de incoherencias que reflejan que ni su mente ni su corazón han encontrado aún la paz.
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