Sin ‘r’ y sin ‘j’. Es lo que le habían pedido a Telmo Rodríguez en Burdeos para el nombre del vino que estaba llamado a ser el pionero de los españoles en La Place de Bordeaux, uno de los mercados más antiguos, complejos y prestigiosos del mundo. Sin ‘r’ y sin ‘j’. Él se presentó con YJAR... No es provocación, simplemente era algo decidido hacía tiempo colocaron en cuestión de minutos por todo el mundo. En este ‘primer Grand Cru de Rioja’, como lo ha calificado la MW Catriona Felstead, “está el monte de Remelluri”. “Lo que explica este proyecto”, dice Telmo, “es el paisaje, el viñedo. Aquí está la ladera de Toloño y el tanino de monte, leñoso, fruto de una vendimia tardía y de maduraciones muy lentas; la veta caliza y el material de aluvión, con su concentración de carbonatos y pedregal”. Y el ensamblaje de Tempranillo, Garnacha, Graciano, Granegro y Roja de un viñedo coplantado, multivarietal, localizado en un terreno en el que el bodeguero riojano está convencido de que ya hubo viñedo en el siglo XV, cuando la granja medieval de los monjes jerónimos pasó a la Divisa de Nuestra Señora de los Ángeles de Toloño, la hermandad que se formó para gestionar los terrenos y cuyo primer administrador fue el duque de Híjar. “Toloño es el monte mágico”, apunta Telmo. “Es un sitio espectacular, lleno de energía, potente”.
