Un doble homicidio y una declaración juramentada
WASHINGTON.– Lleva 28 años en una prisión federal de Estados Unidos, acusado de participar en el asesinato de dos estadunidenses en un restaurante que perteneció a Rafael Caro Quintero, pero Javier Vásquez Velasco dice que las acusaciones en su contra fueron inventadas por Héctor Berrellez, exagente de la DEA que estuvo a cargo de investigar la muerte de su colega, Enrique Kiki Camarena, ocurrido el 7 de febrero de 1985 en Guadalajara.
“Era el día 12 o 13 de julio del año 1989, a las 7 de la mañana, estando yo, Javier Vásquez Velasco, en mi casa en el área de South Gate, California”, empieza el relato que hace este hombre en una carta que envía a Proceso desde la prisión federal donde está recluido.
Revisada primero por el Buró de Prisiones y el Departamento de Justicia, que autorizaron la entrega a este semanario, la misiva es una declaración juramentada y firmada por Vásquez Velasco, que hace un recuento de su captura, a la que etiqueta como una patraña inventada por Berrellez.
En julio de 1989, expone el remitente, se encontraba en su domicilio acompañado de su pareja, Rosa Huracha; su hijo, Alfredo Vásquez, que tenía en ese entonces un año; su sobrino Antonio Vásquez Ochoa; la esposa de éste, su cuñada y dos personas más.
“Cuando de pronto se escuchó una fuerte explosión, que
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