COLUMNA SALIDA
Baco, mota y bici
me embarcó en un viaje de una semana en bici. Ya lo hizo en Chile, en la espectacular zona de los lagos y volcanes en el 2017, donde dejé de fumar tabaco; luego en Japón, en la zona de los fantásticos Alpes japoneses en el 18; y este año pandémico me armó uno en California. Suena muy lindo, y lo es, pero significa a diario levantarse temprano, mentalizarse para rodar entre 60 y, en el que David Foster Wallace narra sus periplos a bordo de un crucero de Celebrity en el Caribe. Al final de mis viajes en la bici, bajo un par de kilos, el ácido láctico en mis piernas se hace presente durante una semana y me lastima al caminar, pero siempre disfruto esas horas pedaleando, y más si terminan en un viñedo o en una tienda canábica, como en California, donde ya se puede planear trayectos así en Sonoma y Napa, valles icónicos del vino en ese estado, y en cualquier dispensario legal de marihuana.
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