¡ ACELERA! ¡SALTA! ¡RUEDA!
IMAGINA que estás en lo alto de unas escaleras con barandilla de metal y que al lado tienes un muro de 15 cm de ancho y 2 m de alto. ¿Cómo bajarías? Seguramente, bajarás por las escaleras, pero si eres Gabriel Nunez, 37 años (en la foto), CEO de la Tempest Freerunning Academy de Chatsworth (California), verás muchas más posibilidades. Puede que decidas correr y dar un salto hacia la pared, parar con los pies, saltar y caer hasta el último escalón. O puede que te agarres al muro, te dejes caer a la mitad y, con un giro, aterrices en el suelo. Y, después, es posible que saltes a la barandilla, bajes por ella y con un giro lateral llegues al final. “Se empieza escalando a algún sitio”, dice Nunez. “Luego, te planteas cómo puedes hacerlo de modo más creativo… el freerunning es exploración”.
Así es como verás cualquier espacio con escaleras, muros y barandillas (o cualquier sitio al aire libre) cuando empieces consiguió los pasos de tres atletas de parkour a través de los enclaves más emblemáticos de Londres. Ninguno buscaba la eficiencia en sus movimientos, sino que derrochaban estilo y sorprendían a los viandantes con sus acrobacias, por lo que la estrella del parkour Guillaume Pelletier acabó acuñando el término ‘freerunning’. Nunez, que estaba en la universidad por aquel entonces, quiso saber más sobre cómo el freerunning tomaba lo mejor del parkour y lo juntaba con movimientos imaginativos con un objetivo definido. Los freerunners y los atletas de parkour comparten movimientos, pero solo los atletas de parkour van con prisa por la pista. Los freerunners prefieren deslumbrar con alguna acrobacia. “Era atletismo en su máximo esplendor”, dice Nunez, “pero creativo y sin límites”. Cuatro años después, en 2017, Red Bull creó Art of Motion, una competición anual de freerunning en la que cuatro competidores se encuentran en una pista que tienen que atravesar, y el jurado juzga la dificultad y la creatividad de sus rutas. Cuatro años después de esa competición, Nunez fundó Tempest, un campo de entrenamiento, un lugar de competición y un aula, todo en uno. El deporte, y Tempest, no ha dejado de crecer desde entonces. Tempest tiene ya más de 193.000 seguidores en Instagram y sedes en California y Texas. La de Chatsworth es el centro principal del freerunning de facto: tiene trampolines para impulsar los saltos, cajas sobre las que saltar, barras de acero para hacer equilibrios y ladrillos de espuma para ayudar con los aterrizajes. Muchos dobles de acción consideran Tempest su segunda casa, pero el gimnasio también ofrece clases en las que cualquiera puede aprender a volar sobre algunos obstáculos. Siempre puedes aprender los básicos en casa, y con dominar unos pocos ya aumentarás las pulsaciones de tu corazón en cuestión de minutos. Enseguida ganarás fuerza en el tren superior y mejorarás tu estabilidad y agilidad, dos cualidades que rara vez se trabajan en el gimnasio. Es posible, que después de practicarlo, tu forma de ver el fitness cambie. “El deporte nos hace cambiar, crecer y evolucionar”, dice Nunez. “Para esto no hay normas”. Empieza con los básicos del mejor de Tempest.
