Un fracaso con nombre y apellido
Una vez más los Juegos Olímpicos ubicaron al deporte mexicano en su realidad; en Tokio 2020 el desencanto, evidente, desnuda lo que es peor: el eje rector que implementa las políticas públicas deportivas del gobierno federal carece de proyectos y de un plan sexenal.
La delegación olímpica mexicana se presentó en la ciudad de Tokio con 164 atletas, con la meta de obtener un mínimo de 10 medallas, de acuerdo con el pronóstico de la optimista directora general de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), la exvelocista Ana Gabriela Guevara.
Sin embargo, los días transcurrieron en la justa veraniega sin que llegaran las esperadas preseas; se quedó corto el vaticinio de la encargada de ejecutar la política pública deportiva nacional: los mexicanos en competencia sólo lograron cuatro medallas… y de bronce.
Además, de esas cuatro preseas de tercer lugar, dos –futbol y levantamiento de pesas– no estaban calculadas en los pronósticos de Guevara; de tal manera que sólo se cumplió con 20% de las expectativas del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, si se considera que sí estuvieron en las proyecciones
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