DESVELAMOS LOS DELA MESA SECRETOS DE SALOMON
Debo confesar que, años atrás, cuando cayó en mis manos la novela de Nicolas Wilcox, La lápida templaria, me encontraba estudiando árabe y hebreo, por lo que dediqué mucho tiempo y esfuerzo a intentar desvelar el misterio que escondían las estrellas, cuadrados y círculos –rodeados por las tres letras hebreas, Shin, Mem y Álef– que componen la placa de mármol de 75 cm por lado que hoy se exhibe en el costado derecho de las escaleras del consistorio de Arjona.
Según el insigne escritor Juan Eslava Galán, entre aquellas figuras geométricas se ocultaba el Nombre Secreto de Dios, el Shem Ha-Mephorash, el cual no podía escribirse, sino solo pronunciarse, puesto que su frecuencia podía despertar la fórmula de la creación, como demuestro en mi libro El Grial de la Alianza (Almuzara 2018). El profeta Moisés, atendiendo a la leyenda talmúdica, habría grabado disimuladamente el Nombre en el Arca de la Alianza. Empero, cuando el Arca fue puesta en el Templo de Jerusalén, Salomón hizo esculpir un jeroglífico con el Nombre Más Sagrado en las paredes del Sancta Sanctorum para que la presencia del Señor –la Shejiná– pasara del Arca al Templo.
No obstante, la tradición jerosolimitana asegura que Salomón también hizo cincelar el mandala del Shem Ha-Mephorash en una Mesa, la cual habría pasado como herencia a sus descendientes generación tras generación; quienes, a través de su propio esfuerzo, tendrían que desvelar el enigma para convertirse a la postre en los custodios del sumo secreto de la religión Yahvista. Una Mesa que, siglos más tarde, podrían haber encontrado los caballeros templarios cuando excavaron durante nueve años debajo del Domo de la Roca de Jerusalén.
EN ESTA TREPIDANTE NOVELA, NICHOLAS WILCOX DESVELA LOS GRANDES SECRETOS DE LOS TEMPLARIOS.
ROBADA DEL TEMPLO
La Tabla o Mesa de Salomón como tal no aparece en el mobiliario del Templo de
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