¿BAILANDO CON OSOS?
Reconozco que soy muy testarudo y eso puede ser malo, pero también bueno. En el caso de (1990), creo que saqué mi tozudez buena. Era un proyecto en el que creía ciegamente y por el que rechacé(J. McTiernan,1990), para incredulidad de muchos… No daban crédito. Recuerdo el primer día de rodaje, la primera localización, la primera toma de mi primera película como director: me di cuenta, con todo el equipo a punto, de que la había planteado mal. Y si hay un plano que sabes que necesitas que sea bueno, es ese. Todo el mundo me miraba como preguntándose: Tenía dos opciones, hacer como si nada y rodar para no parecer idiota. O rectificar y reconocer que me había equivocado. Hice lo segundo y, días después, al ver las pruebas, respiré aliviado: la escena funcionaba.
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