MÁS QUE ÓVULOS Y ESPERMATOZOIDES
Actualmente ya nadie equipara, de manera exclusiva, sexualidad con reproducción. Hasta el papa Francisco, en la exhortación apostólica Christus vivit (2019), afirma: “La sexualidad, el sexo, son un don de Dios. Nada de tabúes. Tienen dos propósitos: amarse y generar vida”. Y la Conferencia Episcopal, en su manual Juntos en el camino (2020), señala: “Tenemos un cuerpo sexuado hecho para: el amor, la donación y la entrega, el placer y generar vida”.
Estas definiciones hablan de reproducción, pero no limitan la sexualidad a la misma. Proponen más funciones, aunque sigan confundiendo sexualidad con relaciones sexuales. O, más concretamente, con el coito heterosexual acompañado de amor y compromiso. Evidentemente, olvidan
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