LAS ENSEÑANZAS EGIPCIAS DE LOS EVANGELIOS
l está cargado de símbolos y de leyendas procedentes del país de los faraones, las cuales habrían pasado primero al judaísmo, siendo después adoptadas por, donde el autor parece más interesado en forjar un manual para vencer a la muerte que una biografía del mesías cristiano, encontramos el diálogo que Jesús mantiene con un magistrado judío discípulo suyo, llamado Nicodemo, que sin embargo no comprende que su maestro diga que un hombre puede nacer de nuevo siendo viejo, por lo que el Nazareno tendrá que explicarle que no debe tomar sus palabras de manera literal, sino simbólica. Pero lo más interesante es que las dudas de Nicodemo no son una construcción original ni de Juan ni del cristianismo, puesto que en realidad podemos localizar una conversación extrañamente parecida en el , donde Hermes Trimegisto –una emanación del dios egipcio Thot– explica a su discípulo que debe morir para renacer a la vida eterna. El joven, al igual que Nicodemo, también toma las palabras de su maestro de manera literal, por lo que Hermes tiene que hacerle comprender su significado alegórico. Con todo, no quiero acabar esta reflexión sin hacer mención del vocablo con el que se cierran todas las oraciones cristianas, judías e islámicas: «Amén». Según el judaísmo, esta aclamación significa «así sea». Sin embargo, no es más que una variante del nombre de Amón, la divinidad principal del Antiguo Egipto.
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