EL NEGOCIO DE LA TIERRA
Dec 04, 2020
3 minutos
RAPHAEL MINDER
Las naranjas de Sevilla me encandilaron. Nunca había visto una gran ciudad con semejante abundancia de árboles frutales en sus calles. Quise comerme una de aquellas que colgaban de los árboles, pero un amigo me avisó de que eran muy ácidas y desagradables al gusto. Entonces ¿qué hacéis con ellas? Me contestó que, bien las tiraban, bien se las vendían a los ingleses para hacer mermeladas.
Pero su respuesta también me sorprendió.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos