La corrupción de los incorruptibles
En campaña, Andrés Manuel López Obrador prometió el fin de la guerra y el inicio de la paz. Las fuerzas armadas dejarían las calles y regresarían a los cuarteles. El lopezobradorismo humanista sustituiría al calderonismo sangriento. Y sin embargo, no ha sido así: las fuerzas armadas cada día tienen más poder, más recursos, más tareas, más negocios y más margen de acción.
El presidente ha demostrado una afinidad electiva por la militarización y no sólo de la seguridad pública. Los militares ahora construyen aeropuertos, distribuyen medicamentos, operan puertos y aduanas, hacen negocios y en uno de los pilares de la gobernabilidad de la “Cuarta Transformación”. El llamado “cambio de régimen” está ocurriendo, pero no necesariamente a favor de mayor democratización. AMLO abiertamente apoya la militarización.
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