Sexo, mentiras y piedras de escándalo
Basta un repaso somero de la historia para darse cuenta de que la oleada de casos de pederastia en la Iglesia católica actual no supone sino la apertura de unas compuertas que llevaban siglos bloqueadas. Los religiosos Thomas P. Doyle, Patrick J. Wall y A. W. Richard Sipe, en su libro Sex, Priests and Secret Codes: The Catholic Church’s 2.000 Year Paper Trail of Sexual Abuse (Sexo, sacerdotes y códigos secretos: el rastro documental de 2.000 años de abuso sexual en la Iglesia católica, 2004), establecieron que “en prácticamente cada siglo desde el comienzo de la Iglesia, el problema del abuso clerical de menores no estaba solamente acechando en las sombras, sino que en ocasiones se mostraba de forma tan abierta que hubo que tomar medidas extraordinarias para apaciguarlo”, y sugirieron “un patrón consistente de comportamiento sin celibato por un significativo número de sacerdotes”, que incluiría “amplio concubinato, actividades homosexuales y sexo con menores”.
EL PECADO NEFANDO
No abundan los testimonios, pero sí las pistas, procedentes de los propios libros eclesiásticos. Entre ellos están los cánones penitenciales, libros que servían –antes de la unificación del
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