NO NOS ENGAÑEMOS: EL TAMAÑO SÍ IMPORTA
En cuanto a dimensiones se refiere, la ballena azul (Balaenoptera musculus) es la reina indiscutible de los gigantes: algunos ejemplares alcanzan 30 metros de largo. En el otro extremo tenemos al musgaño enano (Suncus etruscus, arriba), un micromamífero que no supera los cuatro centímetros de nariz a cola. El resto de vertebrados —nosotros incluidos—navegamos entre estos dos amplios límites.
Quizá no resulta evidente, pero el lugar que cada especie ocupa en esta escala de tamaños primordial es determinante para su supervivencia.
“El tamaño es el supremo regulador de todos los aspectos biológicos”, escribió John Tyler Bonner, un biólogo evolutivo de la Universidad de Princeton fallecido en 2019. Se puede medir mas no tiene sustancia. Sólo nos dice de cuánta materia está compuesto un organismo. “Lo que es notable es que aun así ejerce un enorme poder sobre el mundo vivo; impulsa la forma y función de todo lo que vive”, razonaba Bonner.
De inicio, pareciera una afirmación exagerada, pero en el reino animal el tamaño rige aspectos tan cruciales como la fuerza física, la velocidad y hasta el sitio que se tiene en la cadena alimenticia. “Si eres muy grande resulta más difícil que te coman, pues se requiere un carnívoro más masivo que tú. En el caso de los depredadores, el tamaño define las dimensiones de las presas de las
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