UN MUNDO PERDIDO
A MEDIDA QUE LAS MINAS SE ESPARCEN COMO GRIETAS por el valle de Hunter, en Australia, empezó a sonar el teléfono de la oficina de Glenn Albrecht. Eran los primeros años de este siglo y Albrecht, profesor de estudios ambientales, analizaba el efecto emocional que la minería producía en las comunidades locales. A lo largo de generaciones, la región fue conocida por sus bucólicos campos de alfalfa, ranchos de caballos y viñedos. La extracción de carbón siempre había sido parte de la economía, pero aumentó en respuesta a la demanda global y el desarrollo de nuevas tecnologías de extracción que propiciaron la proliferación de instalaciones mineras en todo el valle.
Se corrió la voz del estudio de Albrecht y muchos residentes consternados quisieron compartir sus historias. Describieron explosiones que causaban temblores, el ruido constante de maquinaria, el brillo inquietante de las luces de la obra que
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