LAS RAZONES DETRБ DE LA RENOVACIУ
EL CABELLO CAFÉ DE MI madre es largo y está peinado de raya en medio. Ella cose unas vainas de eucalipto en un vestido hecho de tela de cortina verde pálido y ríe con sus amigas. Tiene 19 años.
Es febrero de 1970, unos cuantos meses antes del primer Día de la Tierra, y los estudiantes de la Universidad Estatal San José en California hacen una “Feria de Supervivencia”, en la que planean enterrar un Ford Maverick amarillo nuevo. El Maverick y todos los motores de combustión serán declarados muertos, porque vomitan los contaminantes que han ayudado a crear un esmog nauseabundo que envuelve San José y otras ciudades del mundo. El Maverick, escribió Paul Avery, del San Francisco Chronicle, “fue empujado por el centro de San José en un desfile encabezado por tres ministros, la banda de la escuela y un grupo de atractivas estudiantes envueltas en velos verdes”.
Mi madre recuerda bien esos velos 50 años después. Los estudiantes de ese entonces se preocupaban por el agua sucia y la sobrepoblación, así como por el aire contaminado, pero mi madre era optimista. “Suponía que los seres humanos daríamos un paso al frente cuando fuera necesario”, me dijo. Y hasta cierto punto lo hicimos: los autos en Estados Unidos son 99% más limpios que entonces, gracias a las leyes contra la contaminación.
No heredé el cabello café de mi madre ni su habilidad para coser. A los 41, todavía le llevo mi ropa para que la arregle, pero tengo su optimismo y, en estos días, hay nuevos motivos para dar un paso al frente.
Después de 15 años de reportar
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