Un gobierno de frágiles apoyos
MADRID.– España estrenó la semana pasada su primer gobierno de coalición basado en el pacto entre el socialista Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el dirigente de Unidas Podemos –surgido del espíritu de regeneración política del movimiento de los indignados– que irrumpió hace cinco años.
No obstante, esta autodenominada “coalición progresista” enfrenta enormes retos por la debilidad de sus apoyos, de los cuales quizá los de mayor calado sean alejar el conflicto catalán de la vía judicial para encararlo a través del diálogo, la discusión política y el acuerdo, así como sacar adelante unos nuevos presupuestos.
Enfrente tiene a un exaltado bloque de la derecha y de la ultraderecha, formada por el Partido Popular (PP), Vox y Ciudadanos (C’s), que ya anunció que no darán tregua al nuevo gobierno, al que buscan desbarrancar, a pesar de ser un Ejecutivo legítimo y con todo el respaldo constitucional.
Sánchez revalidó así su mandato al que llegó luego de sacar avante la moción de censura contra Mariano Rajoy por los escándalos de corrupción que aquejan al PP, pero esa fragilidad de los apoyos de su gobierno no garantiza la estabilidad tras el largo periodo de parálisis que ha marcado la vida política española.
La “coalición progresista” suma no sólo al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y
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