La fórmula de la felicidad
Sus tonos grisáceos lo hacen pasar desapercibido entre los demás edificios de la calle, pero en su interior atesora algo que muy pocas empresas han logrado: empleados felices y productivos.
Dicho inmueble pertenece a la panadería Greyston Bakery, ubicada en el suburbio de Yonkers, en Nueva York (EUA). Esta no sólo ha sobresalido por el delicioso sabor de sus productos, también por su lema: “No contratamos personas para hacer brownies, hacemos brownies para contratar personas”.
El presidente y CEO de la compañía, Mike Brady, es uno de los líderes que comenzaron a cambiar el patrón tradicional en el mundo de los negocios. Ganar dinero no es su prioridad, sino el bienestar de sus empleados. Y como consecuencia, eso se refleja en una mayor productividad, que a su vez genera ganancias.
Al elegir a su personal, Greyston Bakery aplica la idea de “”, es decir, contratación inmediata. Este modelo de negocio busca crear comunidades prósperas en las que sus habitantes obtienen un trabajo sin que el empleador haga preguntas ni emita juicios. La persona que quiere prestar sus servicios sólo tiene (con sede en EUA) como el mejor CEO en América. Y no es para menos: ver a Kelleher subir a un avión y saludar a los pasajeros o llegar en la madrugada al hangar de la empresa para platicar con los técnicos era algo normal desde que tomó el mando de la compañía, en la década de los años 70. Él era querido por sus empleados de todos los niveles y por los mismos clientes que frecuentaban la aerolínea. Su mayor arma era tratar a sus empleados como clientes. Los sueldos de estos son altos pese al bajo precio de las tarifas de los boletos de avión.
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