National Geographic México

UN PAÍS AL LÍMITE

JUSTO ANTES DEL ATARDECER, LAS PRIMERAS CAMIONETAS PICKUP PASAN EL PUESTO DE CONTROL Y SE AGRUPAN EN EL DESIERTO, EN LAS AFUERAS DE AGADEZ, NÍGER.

Los pasajeros se amontonan, hasta 25 por vehículo, y cada uno lleva apenas una mochila. Usan lentes para el sol y bufandas para protegerse de la arena, además de abrigos gruesos para las noches heladas durante el viaje de tres días hacia Libia.

Su juventud es palpable. Apretujados entre extraños, se mueven inquietos y miran desganadamente el paisaje vacío que los espera. En carritos de supermercado oxidados, los comerciantes venden abrigos de tercera mano, caña de azúcar, bolsas de plástico con agua, cigarrillos y palos de madera que se usarán como apoyo para evitar caer y quedar varados en el inclemente y desolado Sahara, mientras el vehículo se aleja, inmisericorde.

Las camionetas siguen llegando. Se habrán reunido más de 100 para cuando comience la procesión. Dos vehículos militares se aproximan con lentitud, uno para ir al frente y el otro en la retaguardia. Al caer la noche, un enjambre de motocicletas se materializa y crece repentinamente después del puesto de control fronterizo de la ciudad; llevan una oleada de último minuto de aspirantes a viajeros que quieren negociar un lugar en las pickups repletas. Entre los remolinos de arena y el desorden para asimilar a los rezagados, una motocicleta derrapa y se detiene. Incluso sentado, su conductor es una figura grande e imponente. Con una barba indómita y un palillo de dientes apretado entre los labios, contempla a la multitud con una sonrisa incongruentemente beatífica.

Después suelta una carcajada: “¡Arroz y frijoles!”.

El Jefe –como todos llaman a este hombre en Agadez– no se refiere a comida, más bien describe la composición del convoy. Tenemos arroz: los cientos de pasajeros nigerinos que se unieron a esta caravana semanal a Libia para encontrar trabajo. Después están los otros, los frijoles –no más de unos siete por camioneta–, que son de otras partes y se dirigen a cualquier otro lugar por razones propias. Es la receta del Jefe. Se podría decir que él es un exportador de frijoles. Incontables millares de ellos, desde que entró en el negocio en 2001, el cual continúa a pesar de que el gobierno de Níger lo declaró ilegal

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