LA RECONSTRUCCIÓN DE RUANDA
LOCALIZADO EN LA CIUDAD CAPITAL DE KIGALI, el Museo del Genocidio de Ruanda es un lugar impresionante: uno de los monumentos que conmemoran los 100 días del aterrador conflicto tribal de 1994.
El horror se desencadenó a raíz de que extremistas hutus acusaron a los rebeldes tutsis de derribar el avión en el que viajaban el presidente de Ruanda, Juvenal Habyarimana, y el mandatario burundés, Cyprien Ntaryamira. Igual que casi 85% de la población ruandesa, Habyarimana era hutu, y las tensiones que ocasionó el fatídico accidente estallaron en una orgía sangrienta que dejó un saldo de hasta un millón de cadáveres tutsis. Como es evidente, también murieron miles de hutus. Y, según registros, al menos 250 000 mujeres fueron violadas, en tanto que más de 95 000 niños quedaron en la orfandad. Al concluir el exterminio, las mujeres constituían la mayoría de los seis millones de ruandeses que sobrevivieron al conflicto.
Alice Urusaro Karekezi conserva el recuerdo de aquellos días de oscuridad y también de los difíciles cuestionamientos sobre lo que haría falta para
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