LA DEUDA EN LA SALUD DE LAS MUJERES
HE SIDO URGENCIÓLOGA desde mediados de los años noventa y como tal he atendido toda clase de pacientes: mayores y jóvenes, ricos y pobres, hombres y mujeres. También he observado a las personas que acompañan a los pacientes, quienes se ven obligadas a gestionar crisis de salud entre sus obligaciones profesionales, familiares y financieras. Con mucha frecuencia, esta carga recae principalmente en las mujeres, a quienes se les duplica, triplica o cuadriplica la labor de cuidar a los niños, las parejas, los padres y otros seres queridos. Es un fenómeno global: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos asegura que, en todo el mundo, las mujeres dedican más de 1.1 billones de horas al año sin remuneración a cuidar a niños y adultos mayores. Los hombres dedican un tercio de este tiempo.
También he sido productora ejecutiva de la serie dramática para la televisión Grey’s Anatomy, y como tal cuento las historias de estas mujeres en los guiones. Se trata de madres, parejas, esposas, hermanas, hijas, CEO y secretarias. Una mujer que acaba de dar a luz cree que tiene un conducto mamario bloqueado y descubre demasiado tarde que es cáncer de mama.1 Otra mujer no quiere reconocer que fue violada, porque cree que la van a culpar de encontrarse donde estuvo o llevar puesto lo que traía ese día
Se trata de mujeres que padecen enfermedades terminales o necesitan un trasplante de órgano y tienen que contarles a sus hijas. Mujeres que abordan su sexualidad de frente; se embarazan más maduras, o eligen caminos alternativos a la maternidad o deciden no tener hijos. Mujeres con tumores cerebrales, enfermedades mentales y depresión; mujeres sin seguro médico y mujeres que pueden comprar lo que quieran.
Escribo acerca de estas mujeres porque las veo. Porque soy estas mujeres. Inevitablemente, soy parte de la “generación sándwich”: cuido a una madre mayor y a tres hijos pequeños. Trabajo tiempo completo. Hago malabares con las escuelas, los horarios, las actividades extracurriculares, las niñeras, los plazos de entrega, los cuidadores y los objetivos profesionales, y al mismo tiempo procuro tener una pizca de vida social. Soy médica. Soy escritora. Soy madre. Soy soltera. Soy todas las mujeres; somos multitudes; con frecuencia vivimos agobiadas y lo hacemos en silencio.
Si este es el guion de las vidas de tantas mujeres, ¿cómo logramos procurar nuestra salud y bienestar?
Los servicios de salud, el tratamiento, la investigación y el apoyo disponibles para las
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