EL ARTE DE LA OSTENTACIÓN
A lo largo de la historia y hasta hoy, la comida ha servido para demostrar poder y estatus. No solo es importante lo que se come, sino dónde y en qué compañía, e incluso quién la prepara; en cualquier caso, cierta exclusividad y sofisticación son imprescindibles.
Pero para que la ostentación exista, los demás tienen que verla. Así que mucho antes de la existencia de las redes sociales, las tiendas de productos gourmet y los restaurantes para dejarse ver, los cocineros describían con detalle en sus libros los platos que preparaban para grandes banquetes; los poetas y cronistas dejaban constancia de las celebraciones de las clases nobles, y en los cuadros de naturalezas muertas se representaban alimentos que estaban de moda.
LA MESA QUE SE MUESTRA
Aunque la ostentación siempre existió, en, el poder se demuestra ahora «en la capacidad del señor para organizar a su alrededor un aparato de cocina y de mesa sabiamente orquestado, para sentar a su alrededor a las personas adecuadas, para admirar –incluso antes que comer– la cantidad de comida preciosamente elaborada gracias al propio dinero y a la fantasía que los cocineros y los maestros de ceremonias han sabido concentrar en la mesa».
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