CENAS DE ALTA POLÍTICA
En 1939, el rey Jorge VI y la reina Isabel visitaron Estados Unidos invitados por el presidente Franklin D. Roosevelt. Se trataba de una visita geopolítica, porque Reino Unido quería que EE UU se implicara en la Segunda Guerra Mundial. Pero la atención de la opinión pública se centró en una pregunta: ¿comerá el rey perritos calientes? Franklin y Eleonor Roosevelt habían invitado a los reyes a un pícnic informal en su mansión del pueblo de Hyde Park, en Nueva York, y el menú incluía perritos calientes con cerveza y refrescos. Teniendo en cuenta que la cena formal de la Casa Blanca consistía en ensalada de queso helado con berros, sopa de cabeza de ternera y tortuga con palitos de pan de maíz, no resulta sorprendente que,, “El rey prueba los perritos calientes y pide más”. El libro explica que, en un mundo en el que cada detalle de las relaciones internacionales estaba cargado de significado, los perritos calientes se consideraron entonces la expresión del choque cultural entre los dos países. La prensa afirmó: “Si pueden relajarse lo suficiente como para comer perritos calientes como lo haría un estadounidense… eso es una prueba de sus cualidades democráticas”.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos