CONVIRTIÉ N DOSE NE JANE

inalmente me sentí cómoda en mi piel a los 62 años, cuando volví a estar soltera, hace casi 20 años. Antes de eso, mi estilo era definido en gran parte por los hombres de mi vida. Comenzando por mi padre y después mis tres esposos, en total cuatro varones. Trabajando en el nuevo documental, con la directora Susan Lacy, he pensado acerca de la manera en que me determinaron mis matrimonios con parejas altamente visi bles, pero diametralmente opuestas. Mi hija, Vanessa, una vez sugirió que debería conseguir un “camaleón” para ser mi doble en pantalla. Es verdad, me he visto muy diferente con el