LOS PRIMEROS JETS DE NEGOCIOS
Un crecimiento sin precedentes en el uso de aviones como medio de transporte civil marcó el período que le siguió al fin de la Segunda Guerra Mundial. Empujadas por el progreso tecnológico de los años de conflicto, por la mejora en la infraestructura aeroportuaria y por una asombrosa cantidad de “sobras militares” vendidas a precios accesibles, centenas de empresas de aviación comercial surgieron en todo el mundo. Al mismo tiempo, se consolidaba también el concepto de “avión de negocios” (o business aircraft): aeronaves con dos o más motores y capacidad para vuelos nocturnos o por instrumentos, que pudiesen transportar con confort y seguridad directores, clientes e invitados de grandes corporaciones en viajes de trabajo – sin las limitaciones de las rutas y de los horarios de la aviación comercial.
Una encuesta realizada en junio de 1953 en los Estados Unidos constató que se encajaban en esa categoría cerca de 950 aviones. El Beechcraft Model 18 respondía por 46% de ese total, el Douglas DC-3/C-47 por 20%, los Lockheed L-12 (Electra Jr), L-14 (Super Electra) y L-18 (Lodestar) por 19% y los demás modelos por 15%. En común, todos derivaban de aeronaves comerciales desarrolladas antes de la guerra: bimotores a pistón con cabinas no presurizadas y autonomía limitada. Usualmente, eran simples adaptaciones de aparatos de líneas aéreas o cargueros, reconfigurados para un menor número de pasajeros y con
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