Para una ciudad guatemalteca, los viajes a Estados Unidos son un rito de iniciación
TODOS SANTOS, Guatemala — Esta localidad montañosa envuelta
en la niebla en el noroeste de Guatemala exuda un animado aire de buena
fortuna, incluso de prosperidad, que podría no concordar con el paisaje de campos
de maíz y parcelas de vegetales de subsistencia.
Las casas de hormigón y estuco de tres y hasta cuatro pisos
se elevan sobre viviendas tradicionales hechas de ladrillos de adobe y tablones
de madera.
La fuente del auge de las viviendas no son los ingresos por
la venta de cultivos o el turismo ocasional. Más bien, Todos Santos funciona
con los ahorros enviados a casa desde Estados Unidos.
"Estados Unidos me ayudó más que el gobierno de
Guatemala", afirmó Efraín Carrillo, de 40 años, afuera de la casa de tres
pisos que construyó con tres años de ahorros trabajando en el norte como jornalero
hace una década. "Fui deportado, pero estoy agradecido con los Estados
Unidos".
La casa cuenta con una tienda de abarrotes en la planta baja
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