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Negando la realidad
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Porque tú lo vales
Serie de libros electrónicos7 títulos

Pijas y divinas

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Información sobre esta serie

Nunca he sido responsable, ni creo que alguna vez vaya a tomar ese camino.
¿Merece la pena? Pues no.
Vivo de puta madre en mi mundo lleno de excesos (todos los que se os pasen por la cabeza, sí, y muchos más que no imagináis) y no tengo que preocuparme de nada.
El problema es que, según mi familia, he llegado a un estado de descontrol tal que deciden (vaya estupidez) cortarme el grifo y meterme en vereda.
Así que me veo obligado a mantener una farsa, ingresar en un centro de desintoxicación y aguantar el chaparrón.
Si piensan que van a cambiarme, lo tienen claro.
Me gusta mi vida tal y como es, así que la psicología barata y una reclusión no van a hacerme cambiar.
Las familias ricas esconden sus problemas y yo lo soy, así que sin importar lo que cueste cada mes el centro de rehabilitación, me veo obligado a ir.
¡Con lo bien que invertiría yo ese dinero en juerga!
IdiomaEspañol
EditorialZafiro eBooks
Fecha de lanzamiento13 jun 2019
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Títulos en esta serie (7)

  • Porque tú lo vales

    1

    Porque tú lo vales
    Porque tú lo vales

    Me llamo María Asunción Peralta de la Merced y Luengo Medina. ¿A que es un nombre elegante? Como no podía ser de otro modo, en mi círculo social todos tenemos nombres similares, aunque cuando cumplí los quince elegí uno más abreviado e igual de elegante: Sun. Hay gente que piensa que haber crecido en una familia adinerada, sin tener que trabajar y con la vida resuelta, es una maldición. ¡Ja, ja, ja! Yo considero que es lo mejor que te puede pasar. Disfruto de las comodidades de las que dispongo, recibo una sustanciosa asignación de la empresa familiar, en la que no tengo que poner un pie porque la dirige mi padre, y sólo me preocupan dos cosas: mis amigas y el hombre de mis sueños. A las primeras las tengo siempre a mi lado; sus consejos y compañía son imprescindibles. El segundo se me está resistiendo, la verdad. Llevo más de diez años persiguiendo a Gaudioso; sí, ése es su nombre, no os echéis a reír. Yo, nada más conocerlo, suspiré por él y empecé a llamarlo Gaudi, mucho más glamuroso, dónde va a parar. Es el mejor amigo de mi hermano y sé que tarde o temprano estaremos juntos. Y en breve tendré la oportunidad definitiva para que por fin se dé cuenta de que soy la mujer que necesita.  

  • Negando la realidad

    2

    Negando la realidad
    Negando la realidad

    De una boda, en teoría, sale otra boda. Chorradas. ¡Qué más quisiera yo! Porque os seré franca, quiero casarme cuanto antes, pero no me sirve cualquiera. En mi entorno familiar, el matrimonio es un arte, o al menos así me lo ha explicado mil veces mi madre. He tenido novios y pretendientes; sin embargo, ninguno cumplía todos los requisitos, empezando por una cuenta bancaria saneada. Ya sé lo que estáis pensado, no hace falta que me lo digáis, pero antes escuchad mis razones. Yo no valgo para trabajar, mis estudios son limitados y, la verdad, no me he criado entre algodones para ahora echarlo todo a perder. Así que necesito un candidato a esposo que, preferiblemente, no me saque muchos años y que, además, no sea difícil de mirar. Aunque, según mi madre, eso es lo de menos, «a todo se acostumbra una, hija», es su frase preferida. Y ahora, cuando estoy en la boda de una amiga, miro alrededor convencida de que éste no es el sitio donde encontrar candidato. Y no es muy difícil de prever porque la novia pertenece a una de esas familias de nuevos ricos. Así pues, seguiré buscando…

  • Aquí me tienes

    4

    Aquí me tienes
    Aquí me tienes

    ¿En qué consiste exactamente comportarme como un hombre, según mi padre? Además, claro está, de tener contenta a una niña pija para que su padre financie un negocio. Un proyecto que se fue al garete porque la susodicha me ha dejado plantado. A mí, a Simón de Vicentelo y Leca, por un tipo sin pedigrí. No la culpo, aunque las consecuencias no me van a gustar. Sí, os sorprenderá que aún se den situaciones como ésta, aunque debéis entender mi postura. Desde que tengo uso de razón mi única meta en la vida ha sido... bueno, la verdad es que no he tenido ninguna aspiración concreta, me bastaba y sobraba con vivir rodeado de comodidades, evitar sobresaltos, codearme con gente de mi círculo social y encontrar a la mujer que encaje en todo esto. Era una idea estupenda que se ha ido resquebrajando poco a poco. Y para un urbanita convencido como yo, el peor castigo es, sin duda, tener que pasar dos meses en un entorno rural en el que puede suceder de todo, y me temo que nada bueno. ¿Sobreviviré?

  • A mi manera

    3

    A mi manera
    A mi manera

    Digan lo que digan, tener un affaire con un compañero de trabajo siempre sale mal, y si además yo soy la jefa, la situación es aún peor. No me preguntéis por qué, pero es así. Si un jefe se enrolla con una subordinada se entiende, se tolera, incluso se halaga y aplaude. Sin embargo, cuando el jefe es una mujer, se critica, se censura y si, al final la cosa acaba mal, es ella quien paga el pato. ¿Me equivoco? De mí se dicen muchas cosas: que soy altiva, déspota, adicta al trabajo, metódica en exceso, inflexible..., pero no son más que halagos, por supuesto. A pesar de todo cometí el error de mirar de forma poco profesional a Fernando. Si él se percató, no dio muestras de ello, y como ocurre el noventa y nueve por ciento de las veces, cuando alguien te gusta, te portas como una auténtica hija de perra. Tenía el poder para hacerlo y lo hice. Mi lado más competitivo salió a la superficie y metí la pata. Hace poco más de dos años organizamos en la empresa una fiesta para agradecer a mi padre sus años de dedicación y pasarme a mí el testigo. No era más que una maniobra de imagen porque, de facto, yo ya tenía las riendas. Una fiesta elegante, todos con sus mejores galas y, en un momento de torpeza inexcusable, se me volcó la copa y le manché el traje. Justo a él, no podía haberme pasado con otro invitado. No, fue con él. Y allí ocurrió lo impensable...

  • Sin ir más lejos

    5

    Sin ir más lejos
    Sin ir más lejos

    Soy el ejemplo perfecto de mujer florero. Durante toda mi vida me han aleccionado para ello y he cumplido a la perfección mi papel. Pero de repente la realidad se impone, y no de forma suave, no, sino con un bofetón cruel que te deja desorientada y sin saber qué hacer. Lógico si rara vez he pensado por mí misma; primero mis padres y después mi marido se han encargado de tomar las decisiones importantes de mi vida. Así pues, no me queda más remedio que buscar una salida; el problema es que no sé ni por dónde empezar. De ahí que, agobiada, casi arruinada y sin perspectivas de mejora, acabe pidiendo ayuda a quien sé que me la va a negar, pero ¿qué alternativa me queda?

  • Entre líneas

    7

    Entre líneas
    Entre líneas

    Séptima entrega de «Pijas y divinas», una saga gamberra y divertida, con una trama repleta de erotismo y mucho humor.     Hace ya tiempo que dejé atrás mi apodo de marquesita (cosas de instituto pijo) para centrarme en mi carrera profesional como periodista, cosa que a mi familia no le hizo mucha gracia pero que, al final, aceptó. He trabajado duro para que mis apellidos queden al margen y se me valore por mí misma. Mi sueño era lograr formar parte de la dirección del periódico por el que tanto había sacrificado. Sin embargo, me llevé un jarro de agua helada cuando el director me dejó fuera e incorporó a los puestos de mando a un extraño, un enchufado con el que pronto surgieron desavenencias; un tipo sarcástico e insufrible al que le pusimos varios motes, entre ellos, «el sádico del rotulador rojo». Y ahora, cuatro años después, la historia se repite. Ha quedado vacante el puesto de director y, ¿a que no imagináis quiénes son los dos candidatos? Exacto, él y yo. Guerra sin cuartel. Todo vale. Esta vez no me van a dejar fuera. El puesto es mío, me lo merezco.

  • Mis malos hábitos y tú

    Mis malos hábitos y tú
    Mis malos hábitos y tú

    Nunca he sido responsable, ni creo que alguna vez vaya a tomar ese camino. ¿Merece la pena? Pues no. Vivo de puta madre en mi mundo lleno de excesos (todos los que se os pasen por la cabeza, sí, y muchos más que no imagináis) y no tengo que preocuparme de nada. El problema es que, según mi familia, he llegado a un estado de descontrol tal que deciden (vaya estupidez) cortarme el grifo y meterme en vereda. Así que me veo obligado a mantener una farsa, ingresar en un centro de desintoxicación y aguantar el chaparrón. Si piensan que van a cambiarme, lo tienen claro. Me gusta mi vida tal y como es, así que la psicología barata y una reclusión no van a hacerme cambiar. Las familias ricas esconden sus problemas y yo lo soy, así que sin importar lo que cueste cada mes el centro de rehabilitación, me veo obligado a ir. ¡Con lo bien que invertiría yo ese dinero en juerga!

Autor

Noe Casado

Nací en Burgos, lugar donde resido. Soy lectora empedernida y escritora en constante proceso creativo. He publicado novelas de diferentes estilos y no tengo intención de parar. Comencé en el mundo de la escritura con mucha timidez, y desde la primera novela, que vio la luz en 2011, hasta hoy he recorrido un largo camino. Si quieres saber más sobre mi obra, lo tienes muy fácil. Puedes visitar mi blog, http://noe-casado.blogspot.com/, donde encontrarás toda la información de los títulos que componen cada serie y también algún que otro avance sobre mis próximos proyectos. Facebook: Noe Casado Instagram: @noe_casado_escritora

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