Durante los primeros cuarenta años, el programa de submarinos estadounidense careció de dirección y de una misión clara. Esto cambió con la llegada de la flota de barcos que coincidió con la Segunda Guerra Mundial. Más grande, más poderosa y más rápida que la mayoría de las clases anteriores, la clase Gato posicionó al Servicio Silencioso hacia la grandeza. Un siglo de servicio silencioso examina las hazañas de atrevidos capitanes y tripulaciones de submarinos. Los aspectos más destacados incluyen los logros notables de las incursiones comerciales, la penetración de puertos y el rescate de pilotos como el presidente George Bush (entrevistado en el programa).
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, parecía que el submarino había encontrado su papel en la Marina de los EE. UU. Eso pronto cambiaría cuando un hombre diminuto con una visión colosal hiciera avanzar los submarinos hacia la era atómica. El capitán Hyman Rickover propuso construir un reactor nuclear (de tecnología muy nueva) en un submarino. El resultado produciría una embarcación que podría permanecer sumergida casi indefinidamente y viajar bajo el agua a velocidades récord. Una vez más, se crearía una nueva clase de submarino a tiempo para una nueva guerra, la Guerra Fría.