En la certidumbre que los seres humanos hacemos parte del cielo y de la tierra, la llegada del mes de febrero con las directrices climatológicas derivadas del hemisferio norte nos recuerda que estamos en una temporada en la que los hielos se cristalizan y en la que se hacen presentes los signos invernales como ocurre precisamente con Acuario, lo que habla del surgimiento de un escenario decisivo para concretar nuestros más claros sueños y darle piso a lo que creamos que vale la pena. Todo está dado para avizorar qué se quiere y caminar con determinación en esa dirección; se hace posible llegar al fondo, resolver lo insoluble y clarificar lo imposible.

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