Todos los momentos son mágicos únicos y excepcionales, sólo que por las vueltas de la vida y por las circunstancias que exploramos, generalmente le damos a algunos instantes un mayor valor, e inclusive, los conservamos en la mente como si requiriésemos de ellos para darle sentido a los días. Es aquí donde sale a relucir nuestro libre albedrío para vibrar en tonalidades más altas.
La presencia del último mes del año constituye un recordatorio sobre el término de una jornada que debemos cerrar con broche de oro bajo actitudes luminosas, motivaciones sublimes y acciones conscientes.
Por él cúmulo de planetas que avanzan por el signo de sagitario se augura la llegada de una temporada positiva para lo que atañe al optimismo y a la confianza en lo que el universo nos ofrece. Es de gran estima convencernos que todo es pasajero en este mundo, por lo cual, hay que soltar las amarras de lo que inhibe nuestra felicidad. En esta época se enaltece el espíritu alegre y jocoso propio de la navidad, de allí la significación de compartir afable y amorosamente con terceros. Es un período ideal para promover la superación de las rencillas, de los odios y de las energías distorsionadas que puedan haber tomado forma en el curso del año.

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