El puntaje social chino es un sistema represivo y controlador impuesto por el gobierno, que otorga a los ciudadanos calificaciones en base a su comportamiento y obediencia al régimen. Es una herramienta de vigilancia masiva que limita la libertad individual y promueve la autocensura y el conformismo. El sistema promueve la discriminación y el estigma social hacia aquellos que obtienen calificaciones bajas, excluyéndolos de oportunidades laborales, educativas y económicas. Es una forma de manipulación y control social que atenta contra los derechos humanos y la privacidad de las personas.