El consejo que tengo preparado para ustedes el día de hoy, es de esos que a primera instancia suenan contradictorios, pero que ya que lo platiquemos verás que es muy lógico… bueno es digo yo.  Hace varios años escuché una frase que realmente me gustó y me apropié de ella: “Se suave en la forma, pero firme en el fondo”. Es de esas frases que encierran una gran verdad, y es muy simple de recordar. Hay veces en que por la urgencia o la pasión para decir las cosas nos olvidamos de cuidar como las decimos. Ser amorosamente firme, quiere decir que en efecto tengo que enseñar, corregir, señalar o lo que sea necesario para educar a mis hijos, pero puedo hacerlo con amor, cuidando sus sentimientos. Ahora, quiero advertir que no podemos tener a nuestros hijos entre algodones, y no podemos convertirnos en esclavos del “no se vaya a sentir” o “no se vaya a traumar”, somos sus padres y si no lo hacemos nosotros, la vida lo hará y no va a ser de la mejor manera. Por lo mismo tenemos que ser firmes, claros, estrictos, pero eso no quita que seamos amorosos y cuidadosos.