El gran dictador alemán tuvo a su disposición en los últimos años de la segunda Guerra mundial un “ejército” de mujeres de entre 15 y 30 años a las que obligaba, de manera forzada, a probar todas y cada una de las comidas que ingería. Entre las catavenenos, Margot Wölk, una secretaria cuyo marido había desaparecido por la Gran Guerra, forzada a emigrar a Polonia cuando los bombardeos llegaron a Berlín.
Era el año 1941 y Margot Wolf acabó en casa de sus suegros en la Polonia ocupada, en una población que, sin saberlo, estaba muy cerca de la Guarida del Lobo, el cuartel general desde el que Hitler dirigía las operaciones durante la segunda Guerra mundial, y específicamente el frente de Rusia.
La mudanza trastocaría la vida de Margot Wölk para siempre, al ser forzada a formar parte del grupo de chicas que ingerían las comidas del líder, para asegurarse de la ausencia de venenos. Las vicisitudes que vivió a partir de entonces son realmente increíbles, terribles, y finalmente, esperanzadoras. En este podcast está resumida su apasionante historia.
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