Las reglas vienen del miedo y tienen el propósito de controlar o restringir el comportamiento de otra persona. Esto tiene sentido cuando hablamos de lugares con personas que no conocemos y que requieren simplificar cómo nos llevamos. Cuando hablamos de relaciones románticas, ¿por qué asumimos que si no le ponemos reglas a la otra persona, necesariamente me va a hacer daño? 

La alternativa es generar acuerdos que nos acerquen desde las necesidades que tenemos. Estos son flexibles, renegociables y consensuados. 

Pero, ¿cómo evitas que se vuelva un caos donde cada quien hace lo que quiere sin pensar y sin consecuencias?

En este episodio te platico el proceso, te doy ejemplos y varios tips para dejar las reglas “tóxicas” y explorar los acuerdos éticos.