Cuando se condiciona el amor a la obediencia, eso ya no se llama amor. Muchas personas, por el miedo al abandono o a verse como "malas personas", van cediendo gradualmente al chantaje de otro que ya descubrió su punto débil.  Si para salir de esto buscamos dar gusto a todos, ahí nos vamos a quedar. Romper con el ciclo del chantaje emocional implica poner límites y asumir ciertos costos, pero la libertad es un bien al que no se le puede poner precio, ¿no es así?