Qatar 2022: Una mirada del Mundial desde la economía

Por Francisco Mazzeo

Explorá el Mundial 2022 desde una perspectiva económica. En este libro, el autor responde a preguntas peculiares como: ¿por qué Qatar es tan rico? (no es por el petróleo) ¿Por qué no se conseguían figuritas? ¿Por qué es probable que Australia llegue a cuartos de final en algunos de los próximos Mundiales? ¿Qué indicador evidencia que el "Dibu" Martínez no es un experto atajando penales? ¿Hay alguna relación entre la Selección que sale campeona del Mundo y el aumento en el PBI de dicho país?
A lo largo de estas páginas, descubrirás datos interesantes, desde la estabilidad monetaria de Qatar hasta que el PBI de Estados Unidos es equiparable a la suma de 29 de los países participantes del Mundial, y que el enfrentamiento entre Argentina y Francia se convirtió en la mayor búsqueda de Google en sus 25 años de historia. Qatar 2022.
Una mirada del Mundial desde la economía va más allá del terreno de juego para adentrarse en situaciones clave como la crisis del 2001 en la Argentina, la política migratoria que hizo que Francia apareciera en el primer plano futbolístico y la Guerra de Yugoslavia, que según su DT de 1990 pudo haberse evitado si le ganaban a la Argentina.
 
Sumérgete en esta obra que combina análisis económico y curiosidades futbolísticas y ofrece una visión única y profunda del Mundial 2022.

• Idioma: Español
• Editorial: Club House Publishers
• Fecha de lanzamiento: 28 feb 2024
• ISBN: 9786319014440

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Portada

Qatar 2022

Francisco Mazzeo

Qatar 2022

Una mirada del Mundial desde la economía

Índice de contenidos

Portadilla

Legales

Capítulo 1. ¿Cómo se eligió la sede del Mundial 2022?

Capítulo 2. ¿Por qué Qatar es tan rico?

Capítulo 3. Argentina - Arabia Saudita

Capítulo 4. Argentina - México

Capítulo 5. Argentina - Polonia

Capítulo 6. Argentina - Australia

Capítulo 7. Argentina - Países Bajos

Capítulo 8. Argentina - Croacia

Capítulo 9. Argentina – Francia

Capítulo 10. El día después

QATAR 2022

Publicado por Club House Publishers, Buenos Aires, 2023

© 2023 Club House Publishers

Una editorial del Grupo Deldragón

Emilio Mitre 71 - 7º B

(C1424AYI) Ciudad Autónoma de Buenos Aires

República Argentina

Diagramación: Cutral ediciones

Diseño de cubierta: Laura Restelli

Dirección editorial: Ian Sabanes

www.clubhouse.publishers.com.ar

[e-mail]

Primera edición en formato digital: marzo de 2024

Versión 1.0

Digitalización: Proyecto451

ISBN edición digital (ePub): 978-631-90144-4-0

Queda hecho el depósito que prevé la ley 11.723

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin permiso previo del editor.

A mis padres, Andrés y Adriana

A mis hermanos, Candelaria y Lautaro

A mi esposa, María Eugenia

y a nuestros hijos, Sofía y Santiago

A mi esposa Eugenia, por su apoyo incondicional,

y a nuestros hijos Sofía y Santiago.

A mi familia en general y, en particular, a mi hermana Candelaria

y a mi padre Andrés, quienes dedicaron varias horas

para hacer este texto más ameno.

A todos mis amigos y, en especial,

a los que intentamos jugar al fútbol los fines de semana.

A Federico Rayes, amigo y colega de la asignatura Economía en la

Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF),

que ayudó a que el texto tenga otra mirada económica.

A las y los estudiantes, con quienes transitamos

en conjunto las cursadas.

A la Selección Argentina de fútbol,

que reafirmó que el camino también es importante.

CAPÍTULO 1

¿CÓMO SE ELIGIÓ LA SEDE DEL MUNDIAL 2022?

El fútbol es un deporte pero también es un acontecimiento político. Los dirigentes de turno saben que organizar una Copa es una vidriera al mundo: desde Benito Mussolini en Italia 1934 hasta Jorge Rafael Videla en Argentina 1978, desde la Reina Isabel II en Inglaterra 1966 hasta Bill Clinton en Estados Unidos 1994, entre tantos otros, tuvieron su beneficio político. El Mundial de Sudáfrica 2010 había sido deficitario y el de Brasil 2014 iba por el mismo sendero. La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) decidió, a la hora de elegir el destino del evento deportivo más importante del mundo, empezar a darle mayor relevancia al factor económico.

El 2 de diciembre de 2010 la FIFA eligió a los organizadores de las siguientes dos Copas del Mundo. La única vez que había ocurrido algo similar, había sido en Inglaterra 1966, cuando se habían fijado las sedes de Alemania para 1974, Argentina para 1978 y España para 1982. No había unanimidad en la decisión de elegir además de la sede de 2018, la de 2022. Para algunos era un acierto, ya que se iban a poder negociar mejor los derechos televisivos de la Copa del Mundo, mientras que para otros era un error porque quedarían con menos margen de maniobrabilidad política. Hay que recordar que para las siguientes dos sedes no se podría elegir a una Confederación donde se habían realizado los últimos dos Mundiales y esto inhabilitaba a África y a Sudamérica para 2018 por los campeonatos organizados en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014.

Las postulaciones para el Mundial 2018 fueron todas europeas: Rusia, Inglaterra y las realizadas en conjunto por España- Portugal y Bélgica-Países Bajos. La elección era por mayoría absoluta, es decir, que se necesitaban más de la mitad de votos para ser vencedor. Como había un total de 22 personas, se necesitaban un mínimo de 12 para que se proclamara un vencedor. Además, el país que quedara último en la ronda sería eliminado para participar de la siguiente etapa.

Inglaterra, en su candidatura, hizo mención a la historia y a la tradición futbolística de su país, sumado a la capacidad y modernidad de sus estadios como el Old Trafford de Manchester United, el Anfield de Liverpool o, incluso, el renovado Wembley, entre otros. Pero no fue suficiente, y los inventores del fútbol, que habían organizado un Mundial únicamente en 1966, fueron, sorpresivamente, los primeros eliminados de la votación.

Las postulaciones por dos países en conjunto no resultaban prometedoras para Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, que calificó de simpática la postulación de Países Bajos-Bélgica, y dijo: Dos pequeños países se enfrentan mano a mano con grandes países como Inglaterra, Rusia, España y Portugal. Los neerlandeses contaban con una gran tradición futbolera que los había llevado a disputar tres finales de la Copa del Mundo, aunque todas perdidas, en 1974, 1978 y 2010. El emblema de esta sede era Johan Cruyff, una de las personas más importantes en la historia del fútbol. En la ronda número dos, Países Bajos-Bélgica sumaron solo dos votos.

La candidatura ibérica hizo foco en la experiencia organizativa en las competiciones futbolísticas tanto de España, en la Copa del Mundo en 1982, como en la Eurocopa organizada en Portugal en 2004. Se planteó que hasta se podría organizar el Mundial un año después porque la mayoría de los estadios ya estaban preparados al cumplir las normas que exigía la FIFA. Ante las objeciones de que se presentaran dos países en conjunto, el emblema portugués Luis Figo marcó la diferencia con respecto a 2002: Corea y Japón no es lo mismo que España y Portugal en el sentido de las distancias. Españoles y portugueses, igualmente, quedaron en un segundo lugar con siete votos.

El ministro de Deportes ruso, Vitaly Mutko, promovió a su país y afirmó: Ya hubo diez Mundiales en Europa Occidental y ninguno en Europa Oriental. En nuestra área empezó una nueva era con la caída del Muro de Berlín en 1989. Con un Mundial en Rusia se caería otro muro simbólico para iniciar una nueva era en el fútbol. Además, agregó que es una oportunidad única para la FIFA porque Rusia tiene un gran potencial para desarrollar el juego en una magnífica región que abarca dos continentes: Europa y Asia. El país presidido por Vladímir Putin contaba, además, con el total apoyo gubernamental y un amplio presupuesto. El 2 de diciembre de 2010, Blatter anunció que Rusia se encargaría del Mundial 2018.

Los postulantes para la Copa del Mundo 2022, que no podrían contar con los sudamericanos, por el torneo de Brasil 2014, ni con los europeos, que organizarían el de 2018, fueron Australia, Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y Qatar. Australia tenía la ventaja de que Oceanía era la única Confederación que nunca había realizado un Mundial y de que ya había realizado eventos deportivos de magnitud, como los Juegos Olímpicos de Sidney en 2000. Sin embargo, los argumentos eran escasos y fueron los primeros eliminados.

Tanto Corea del Sur como Japón tenían como diferencial la tecnología. A tal punto, que los japoneses ofrecían un sistema de doscientas cámaras para brindar una visión del partido de 360 grados que harían sentir a los espectadores que se encuentran en el mismo terreno de juego, escuchando las respiraciones y casi los latidos de los jugadores. No obstante, el hecho de haber organizado un Mundial hacía poco tiempo (en 2002), les jugaba en contra. Quedaban, potencialmente en el análisis, Qatar y Estados Unidos sobre la mesa.

Los qataríes enfocaron su candidatura en la posibilidad de ser los anfitriones del primer evento deportivo global que se realizaría en Oriente Medio, lo que conllevaría a una mejor comprensión y unidad entre el mundo árabe y el occidental. El pequeño tamaño del país (11 571 km²) era ofrecido como una fortaleza por las pocas distancias que se tendrían que recorrer. No obstante, la alta temperatura, que podía llegar a los 45 grados centígrados en verano, hacía inviable el Mundial en la fecha tradicional de junio/julio y debía trasladarse a noviembre/diciembre, lo que representaba una de sus mayores debilidades.

En el otro lado estaba Estados Unidos, que ya había organizado el Mundial de 1994, pero para el 2022 habrían pasado 28 años, por lo que esta cuestión no sería un impedimento como lo fue para los asiáticos. La principal objeción con la mayor potencia mundial del siglo XX era la poca relevancia que tenía el fútbol en ese país, en comparación con otros deportes como el fútbol americano, el béisbol, el básquet y el hockey sobre hielo. No obstante, Bill Clinton, presidente de la Nación en 1994, comentó que uno de los beneficios era la posibilidad de que los estadios se completaran debido a que había un gran número de hinchas de fútbol que vivía en el país pero apoyaban a otras naciones. Además, se agregó la voz del exfutbolista Landon Donovan, que dijo: Más de 100 millones de personas miraron el Mundial 2010 en casa, lo que indica lo mucho que nos hemos convertido en una nación futbolera. En ese sentido, Sunil Gulati, presidente de la Federación de Fútbol de Estados Unidos, remarcó cuánto había crecido la actividad desde que se había jugado el Mundial en 1994 con estadios llenos. Sobre el análisis en su conjunto, Gulati cerró: No creo que haya otra candidatura que técnicamente pueda competir con el nivel que hemos establecido. No fue suficiente. Qatar fue elegida sede para el Mundial 2022.

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Ese 2 de diciembre de 2010, Blatter sacó primero del sobre el nombre de Rusia, que superaría a Inglaterra y a las postulaciones en conjunto de España-Portugal y Bélgica-Países Bajos. Minutos más tarde, recordaría quiénes eran los que se ofrecían a organizar el Mundial 2022 y, luego de mencionar a Australia, Japón, Corea del Sur, Qatar y Estados Unidos, sacó del sobre el nombre del país árabe. Ese 2 de diciembre de 2010, las derrotas de Inglaterra, pero sobre todo de Estados Unidos, no pasaron desapercibidas.

El 27 de mayo de 2015, dos días antes de elegir al nuevo presidente de la FIFA en Zúrich, la Policía suiza —mediante la orden de detención de un tribunal federal de Nueva York— detuvo a siete dirigentes de la Federación por cargos relacionados al lavado de dinero, fraude y asociación delictiva. La fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, se valió de la ley RICO, creada en los años 70 para combatir a la mafia en Nueva York y tener alcance en Europa. La Policía detuvo en el hotel Bar au Lac