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El gran libro de echar las cartas: Descubra las señales del destino a través de las cartas
El gran libro de echar las cartas: Descubra las señales del destino a través de las cartas
El gran libro de echar las cartas: Descubra las señales del destino a través de las cartas
Libro electrónico602 páginas4 horas

El gran libro de echar las cartas: Descubra las señales del destino a través de las cartas

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Información de este libro electrónico

Este es un libro de artes adivinatorias y magia. Una obra que profundiza en una técnica basada en la cartomancia para descubrir las señales que nos da esa energía a la que llamamos destino.

Los símbolos de las cartas nos hablan a través de sus imágenes arquetípicas haciéndonos saber hacia dónde nos encamina el destino y aconsejándonos con prudencia sobre algunos de los pasos que debemos seguir.

Este libro nos introduce en el enigmático y apasionante mundo del arte de tirar y leer las cartas del póquer, de la baraja española y del Tarot. Con él te iniciarás en la lectura e interpretación plena del significado de cada carta, así como en la posición de las diferentes tiradas. Aprenderás los distintos métodos de consulta que te ayudarán a descifrar y comprender acontecimientos pasados, presentes y futuros.

* ¿Qué significado tiene una carta boca abajo?
* ¿Cómo debe interpretarse la carta de El Loco en el Tarot?
* ¿Con qué cartas se vinculan sentimientos como el amor, los celos, la generosidad o la envidia?
* Cómo leer cada uno de los palos de la baraja.
* Cómo se interrelacionan las cartas entre sí y se interpretan las figuras geométricas que forman la tirada.
* Este libro ha sido preparado por dos cartomantes especializados en temáticas insólitas y alternativas, además de ser buenos conocedores del hermetismo y re­conocidos expertos en cartomancia y numerología.
IdiomaEspañol
EditorialRobinbook
Fecha de lanzamiento13 jul 2023
ISBN9788499177182
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    El gran libro de echar las cartas - Vanessa Bell

    BARAJA DE PÓQUER

    Illustration

    UN CORTO PASEO POR LA HISTORIA

    Un naipe no es más que una pieza plana de cartulina o plástico rectangular que suele medir aproximadamente 9 cm de alto por 6 cm de ancho. Por una cara están adornadas con un dibujo uniforme, y por la otra llevan pintados objetos en un número determinado, figuras humanas, e incluso paisajes, cuerpos y entidades alegóricas.

    Es muy probable que el origen del juego tuviese propósitos adivinatorios que, más adelante y posiblemente de manera paralela, se estableciese también para desarrollar la simulación de maniobras de guerra.

    Respecto a la paternidad de los naipes hay opiniones para todos los gustos. Algunos especialistas creen a pies juntillas que se originaron en la India como un derivado del juego de ajedrez, mientras otros sugieren que se usaron primero en China. También están los que dan como dogma de fe que se originaron en Egipto.

    Su supuesto origen egipcio

    Dice la tradición que el Libro de Thot, dios egipcio de la sabiduría, estaba compuesto por una serie de placas grabadas jeroglíficamente, a cuyos secretos atemporales sólo podían acceder unos pocos sabios y estudiosos del conocimiento en el más amplio sentido de la palabra.

    De Egipto también procede la tradición de otro libro, presuntamente escrito por Hermes, que estaba compuesto por unas finísimas planchas de oro en las cuales había grabadas letras, figuras y números similares a las del Libro de Thot. Cuentan los estudiosos que ambos libros representaban el compendio de la sabiduría universal, y que, según la tradición, fue Moisés quien, en su partida de Egipto junto a los hijos de Israel, en busca de la Tierra Prometida, se llevó ambos libros y los guardó celosamente enterrándolos bajo tierra.

    Los sabios cabalistas y las emanaciones del «Ein Sof»

    Los cabalistas judíos nos legaron su concepto de la relación de Dios con el mundo creado, y para hacerlo más inteligible nos hablaron de las emanaciones del «Ein Sof» (que podría traducirse como infinito), en una disposición de diez sefirot, reinos o planos, a través de los cuales el poder divino se irradia para crear el universo. La teosofía zohárica se concentra en la naturaleza e interacción de los diez sefirot como símbolos y arquetipos de todo lo creado. Y nos habla de que tanto a través de los 10 sefirot como de los 22 caminos que los interrelacionan, el ser humano es capaz de comprender el origen de la historia, de su propia vida y de la del cosmos.

    Los 22 caminos que interactúan con los 10 sefirots del Ein Sof o Árbol de la Vida, corresponden al arquetipo de un naipe y así se irían desgranado los procesos, enseñanzas y significado de las 22 cartas del juego adivinatorio y simbólico por antonomasia, el tarot.

    Chinos y japoneses juegan a las cartas

    Se cree que los naipes existían ya en China antes del nacimiento de Jesucristo. Existe una publicación que data de 1678 y que hace referencia a que en los albores del año 1129, un oficial regaló al emperador Huei-Song un juego de su invención. El juego consistía en treinta y dos tabletas de marfil relacionadas con todo lo que es de interés e implica a la esencia misma del ser humano, como por ejemplo el cielo, la tierra, las estaciones, el hombre, el amor, la fortuna, la suerte, etc. Otra teoría respecto a la paternidad oriental de los naipes afirma que en China también se empleaba un modelo de naipe que derivó del papel moneda y de las fichas del dominó.

    No es ningún secreto que Japón es un archipiélago oriental muy amante del juego. Además de numerosos sistemas, posee dos barajas consideradas como las más antiguas y populares. Éstas son el «hanafuda» o juego de las flores, y el «utagaruta», traducido como el juego de los cien poetas.

    Origen hindú: ¿los naipes derivaron del ajedrez?

    No falta quien afirma que la paternidad de los naipes la tiene la India, y que inicialmente fue un juego, físicamente menos engorroso, derivado del ajedrez.

    Hipótesis a un lado, lo que sí es un hecho es que en la India se jugaba (y se juega actualmente) con los naipes. En este país suelen ser de distintos tamaños, de forma redonda y elaborados por diversos materiales como puedan ser el cartón, el cartón piedra, cartón lacado e incluso el marfil.

    Uno de los juegos de naipes más conocidos de origen hindú es el denominado «dasavatara». Este juego consta de una baraja con diez palos basados en los diez avatares o reencarnaciones del dios Visnú bajo la forma de: enano, caballo, león, jabalí, tortuga, pescado, caracola, rayo, hacha, arco y flecha.

    Su introducción en Europa

    Es probable que, desde el Lejano Oriente, fueran introducidas en Europa por los cruzados entre 1095 y 1270, o quizá por los gitanos. Pero también hay quien afirma que fueron introducidas desde Oriente en alguno de los múltiples viajes de Marco Polo (1254-1324).

    A mediados del siglo XIV los naipes toman verdadero auge en el viejo continente. Cada lugar sustituye las lejanas y exóticas figuras por representaciones más cercanas a su propia cultura y tradición; así comienzan a aparecer los corazones, cetros, bastones, cascabeles, puñales, etc. Parece ser que el juego de las cartas era empleado para el entretenimiento de los niños y, simplemente, los dibujos eran reproducidos en simples hojitas de papel garabateados a mano. El precio de las barajas era prohibitivo para las clases modestas, pero mucha era la afición y los «apaños» que realizaban para seguir jugando. Según parece, el tiempo y los bienes se escurrían como la arena del reloj que marcaba las horas y, en el París de 1397, el gobierno proclamó un decreto que prohibía a las clases humildes jugar a las cartas en los días de labor.

    A partir de la enorme afición a los naipes, éstos se comenzaron a comercializar a unos precios algo más asequibles dada la mecanización de su producción. Durante el siglo XV las cartas de realizaban con moldes elaborados con bloques de madera. No hay ni que decir que con la invención de la imprenta se incrementó el número de barajas y también la popularidad del juego.

    Diseño y evolución de palos y figuras

    Los naipes europeos más antiguos son de origen italiano, concretamente diseñados en Venecia, y datan del siglo XIV. Y tanto los tipos como las medidas, diseños o símbolos de los palos varían según las zonas geográficas, los momentos o instituciones políticas, los dictados de la moda y la época.

    El origen de los signos de los palos que se usan prácticamente en todo el mundo se puede atribuir fehacientemente a los diseños franceses. En 1470 utilizan como figuras a personajes idealizados de la literatura o de la historia, e incorporan los corazones, picas, tréboles y rombos o diamantes a sus cartas. Cada uno de los cuatro palos se compone de trece naipes en los que destacan tres figuras: el Rey o K, Reina o Q, y Sota o Valet que lleva una J. Además, existen las cartas numeradas desde el as hasta el diez, y dos naipes que se conocen como comodines o Jokers, que fueron introducidos en Estados Unidos en el siglo XIX.

    Para hacer más fácil a los jugadores el reconocimiento de los naipes, a principios del siglo XIX se crearon en Francia las cartas de figuras con doble encabezamiento, sustituyéndose en 1860 las figuras enteras por las reversibles. Los índices, o símbolos de los palos que figuran en las esquinas de los naipes, se añadieron a finales del mismo siglo XIX. El motivo fue evidentemente la practicidad. Con el nuevo modelo los jugadores podían sujetar una mano de naipes formando un ramillete cerrado donde se distinguía individualmente cada naipe. También hay cartas con relieve en el sistema Braille que permiten a los discapacitados visuales practicar estos juegos.

    Y llegados a este punto...

    A estas alturas, después del baño de siglos al que nos hemos sometido, el lector se estará cuestionando el origen adivinatorio de las cartas que integran la baraja de póquer, cuál es su simbología mística y qué secreto encierran sus figuras y grafismo. En honor a la verdad, tengo que confesar que ni yo, ni nadie, tiene respuesta a esta lógica pregunta.

    No hay épica, ni obra escrita, ni tradición específica, ni pruebas que catapulten la creencia de que detrás de los naipes del póquer se esconde el conocimiento místico que puede dar luz a cualquier enigma o inquietud humana. La respuesta no está tras una mitología romántica ni agazapada entre las páginas de un sesudo libro. Es mucho más simple y racional. Veamos.

    Y en Europa... ¿qué fue primero?

    Ésta es la eterna pregunta del huevo y la gallina: ¿qué nació primero, el tarot o las barajas francesa y española? Vayamos por pasos, y ojo a las fechas. Tenemos pruebas fehacientes de que a principios del siglo XIII los naipes llegaron hasta Oriente Medio. El testigo es una baraja de la época que posee 52 naipes coloreados a mano y divididos en los palos de Oros, Copas, Espadas y una especie de palos similares a los de Polo.

    A mediados del siglo XV los maestros naiperos italianos crean un nuevo juego denominado Tarocco. Añaden una carta muy particular que no tiene numeración, a la que denominan «Loco», y 22 cartas ricamente ilustradas que una a una nos van mostrando todo el proceso espiritual e incluso material de la evolución humana. En Francia se le denomina Tarot, y a partir de 1780 se empieza a utilizar en la adivinación.

    Paralelamente, es decir, en el mismo siglo XV, concretamente en el año 1470, los franceses renuevan la baraja e incorporan los Palos de Corazones, Picas, Tréboles y Rombos o Diamantes a sus cartas. En la imagen de las figuras rinden homenaje a personajes literarios o históricos. No es hasta el año 1860 que las figuras se tornan reversibles y se incorporan los índices en todas sus variantes. A estas alturas, no obstante, la pregunta sigue siendo un enigma. ¿De dónde viene el carácter adivinatorio de unas cartas simbólicamente muy pobres y que mayoritariamente se utilizan para hacer importantes y cuantiosas timbas? Llegados a este punto, no tenemos más remedio que hablar de la Inquisición.

    La Santa Inquisición en sí no se constituyó hasta 1231. Años más tarde, en 1252, el Papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento del Derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Tres siglos después, en 1542, el Papa Pablo III hizo caso a reformadores como el cardenal Juan Pedro Carafa y estableció en Roma la Congregación de la Inquisición. Cuando en 1555 Carafa se convirtió en el Papa Pablo IV, emprendió una persecución activa de sospechosos, incluidos obispos y cardenales. Pablo IV encargó a la Congregación de la Inquisición que elaborase una lista de libros que supuestamente atentaban contra la fe o la moral, y publicó el primer Índice de Libros Prohibidos en 1559.

    A diferencia de la Inquisición medieval, la Inquisición española se fundó a propuesta del rey Fernando V y la reina Isabel I, con aprobación Papal en 1478. Al poco tiempo, el papado renunció a la supervisión de la Inquisición en favor de los soberanos españoles. La Inquisición española se convirtió así en un instrumento en manos del Estado más que de la Iglesia, aunque los eclesiásticos, especialmente los dominicos, actuaran habitualmente como sus funcionarios.

    Inicialmente la Inquisición se ocupaba del problema de los llamados marranos, es decir, de los judíos que, sometidos a presión, se habían convertido al cristianismo. En 1502 centró su atención en los conversos originarios del Islam, en 1520 a los sospechosos de apoyar los principios del protestantismo. La Inquisición española estuvo dirigida por el Consejo de la Suprema Inquisición, pero su superior organización y el apoyo de los monarcas españoles, especialmente de Felipe II, hicieron que tuviera un mayor impacto que en el resto de Europa. Esta eficacia y el apoyo político permitieron al inquisidor por excelencia Tomás de Torquemada, ejecutar por miles a supuestos herejes.

    Si llegados a este punto el lector no se halla algo transpuesto por tantos datos, reclamamos sólo su atención al respecto de dos fechas: la Inquisición comienza su ejercicio en el siglo XIII, y en Europa las cartas se introducen poco tiempo después, en los umbrales del silgo XIV.

    No es de extrañar que las paranoias inquisitoriales relativas a cualquier religión que no fuera la católica, apostólica y romana, su delirio brujeril, demoníaco y de tintes sobrenaturales oscurantistas, hicieran que el conocimiento ancestral se camuflara y escondiera bajo la apariencia de inocentes y triviales juegos de salón, pueriles papeles o cartulinas destinadas a entretener los estómagos vacíos.

    La desgracia del pueblo llano es tal y su afición a los naipes se hace tan notoria, que en el año 1397 un decreto dictado en París prohíbe a la clase trabajadora tentar los naipes cualquier día de la semana que no sea domingo. Y como todo lo prohibido ejerce una atracción fatal sobre nosotros, la afición cartomántica siguió en progresión geométrica, pero se mantuvo reservada y oculta a la escasa luz de la lumbre familiar.

    La tradición continúa, y esta vez está en las manos de las clases más desprotegidas, las más pobres e incultas, pero también las que posiblemente tienen más recursos de supervivencia, mayores conocimientos de sanación mediante plantas y una observación sistemática de los fenómenos naturales. Y es que la miseria, el hambre y las penurias agudizan el ingenio y favorecen la memoria. Y memoria, sensibilidad y recursos no le faltan al pueblo llano.

    Tal vez fueron creadas por los dioses llegados de lejanos planetas, quizá fueron fruto de la inspiración mística, un código secreto compuesto por informaciones arcanas que se tradujo en simples cartas de entretenimiento para burlar así a los inquisidores. No lo sabemos, pero las cartas están aquí, entre nosotros y sus símbolos perduran al paso de los siglos.

    Hoy no son más que una herramienta de entretenimiento, pero como veremos a lo largo de las páginas siguientes, más allá del juego se esconden mensajes que pueden ser desvelados cuando las cartas de póquer dejan de ser las herramientas de un juego y pasan a convertirse en los elementos que pueden marcar una estrategia, un pensamiento o incluso el futuro.

    CÓMO LEER LAS CARTAS DEL PÓQUER

    Magia, adivinación y oráculos son las tres palabras que mejor pueden definir con exactitud el contenido de este apartado. Magia porque el simple hecho de barajar un mazo y averiguar qué nos quiere decir ya es, en sí, un acto de transmutación de la energía; además, porque vamos a trabajar con las cartas de un modo mágico, es decir, veremos que nos pueden ayudar con una invocación y un poco de buena voluntad. Adivinación porque la hallaremos a través del simbolismo de los naipes cuando conformemos la tirada. Finalmente, el oráculo estará presente ya que cada carta nos habla de una máxima o inclinación del destino.

    La segunda parte de este texto dedicado al póquer está compuesta por cuatro capítulos que hacen referencia a los cuatro palos de la baraja de póquer. Veremos el significado general que tiene cada uno de los palos y analizaremos las cartas una a una. Desde un punto de vista adivinatorio, el lector observará que cada carta posee dos páginas de información: por una parte, la definición interpretativa de índole general y, por otra, un resumen. Pero al margen de ello, cada carta es en sí misma una entidad, un oráculo que podemos consultar sin más, sin efectuar tirada alguna y sin tampoco tener que ver qué significa cada una de las cartas.

    Trabajando con el oráculo

    El oráculo del día está pensado precisamente para eso, para que cada día tengamos una frase sobre la que reflexionar. Se trata de parábolas, dichos y, muchas veces, partes de una leyenda de cierto componente místico. Todas las frases hacen alusión de una forma velada a lo que nos espera y, si bien todas ellas pueden aplicarse a varias cosas a la vez, la gracia está en que sólo el practicante del oráculo sabrá a qué se está refiriendo la carta. De esta forma, quien desvela el oráculo debe, además, ajustar los textos o la sentencia que efectúa la carta a la situación más importante por la que esté pasando su vida en el momento de la consulta.

    La forma de llevar a cabo el oráculo es muy simple: se tratará de concentrarnos, barajar las cartas y sacar una al azar. Podemos efectuar esta práctica cuando y donde lo deseemos, si bien es desaconsejable que abusemos de ella y que consultemos más de una vez por día. Lo ideal para el oráculo es que recurramos a él por la mañana, a primera hora y tras levantarnos.

    Antes de consultar por primera vez las cartas, ya sea a modo de oráculo o para llevar a cabo una tirada, debemos impregnarnos e impregnarlas de energía. Este proceso es muy sencillo. Veamos cómo hacerlo:

    1Recurriremos a un lugar tranquilo y dotado de privacidad en el que sepamos que no seremos molestados. El ambiente debe ser de sosiego y podemos lograrlo con la iluminación adecuada y con un poco de música de fondo. Si lo deseamos, incluiremos también una fragancia que nos resulte relajante.

    2Desprecintaremos el mazo de cartas y las observaremos una a una. Tocaremos cada carta con ambas manos de manera que este simple hecho nos ayude a que queden impregnadas de nuestra energía.

    3Tras el paso anterior, a medida que vayamos cogiendo las cartas las iremos situando una al lado de la otra sobre una mesa o superficie lisa. Cuando estén todas expuestas procederemos a mirarlas de nuevo una a una, sintiendo cómo nuestra energía se entremezcla con ellas.

    4Las recogeremos con orden y las guardaremos envueltas en un trozo de tela. Acto seguido procederemos a dejarlas bajo la cama o bajo la almohada, donde deberán permanecer por espacio de tres días. Después ya podremos utilizarlas con normalidad.

    El simple hecho de dormir con las cartas favorecerá que se impregnen de nuestra energía nocturna, ya que cuando dormimos emanamos muchas más vibraciones que cuando permanecemos en vigilia.

    A estas alturas podemos decir que las cartas ya están magnetizadas, de forma que podemos usarlas para practicar el oráculo del día. Para ello, si lo hacemos por la mañana al levantarnos, debemos despejarnos un poco y al menos disponer de unos cinco minutos no sólo para leer el mensaje, sino también para reflexionar sobre él.

    Comenzaremos tomando las cartas entre las manos y pidiéndoles un mensaje. Luego las barajaremos mientras pensamos en obtener una respuesta. Cuando consideremos que ya hemos terminado de barajar, cortaremos tantas veces como el número de día en que estemos en la semana. Así el lunes, que es el primer día, cortaremos una vez; el martes, dos; tres el miércoles, etc.

    Tras el corte nos quedaremos con la primera carta que esté sobre el mazo. Se tratará de levantarla y ver cuál es para conocer el mensaje que tiene que ofrecernos.

    Los mensajes pueden ser máximas que a veces no basta con leerlas una vez. Debemos poder tomar nota mental de ellas al tiempo que se recomienda revisarlas durante el día de manera que podamos extraer una lectura lo más amplia posible. Merece la pena recordar que el mensaje del oráculo del día no siempre tiene una vinculación directa con el significado de la carta en una tirada, por lo que no será un buen sistema consultar ambas cosas a la vez.

    La práctica mágica: vinculación esotérica

    El lector observará que cada carta tiene hasta tres aplicaciones mágicas, al tiempo que cada una de ellas está en sintonía con uno o varios colores y días, así como con una hora. Estos datos hacen referencia a la forma de utilizar la carta desde un punto de vista mágico, esto es lo que en el libro denominamos vinculación esotérica.

    Illustration El tono cromático

    El primer apartado de la vinculación hace referencia a un color, en concreto al tono de las velas que vamos a utilizar para aplicar el ritual para el que está indicada la carta. Siempre se utilizarán dos velas, así que el primer color corresponderá a la vela que situaremos a la izquierda y el segundo tono corresponderá a la vela de la derecha. Cuando en el texto se haga mención a un único color entenderemos que las dos velas serán del mismo.

    Las velas que emplearemos para el ritual deben ser de cera y tintadas al completo, es decir, no valdrá utilizar una vela que siendo blanca haya sido recubierta o vestida por cera de otro color. Dejamos al criterio del lector el tamaño de vela que desea emplear para sus rituales.

    Illustration La vinculación fragante

    El segundo apartado de la vinculación esotérica hace referencia al aroma o fragancia que está en armonía con la petición mágica, con el color de la vela y con la carta. Se trata de un perfume que puede provenir de una barrita o cono de incienso pero también de un vaporizador de esencias.

    El perfume nos facilitará que concentremos la energía de la petición por un lado y, por otra parte, nos ayudará a crear una vibración armónica. Debemos recurrir a perfumes naturales que no carguen el ambiente sino que acompañen a la acción, por eso no conviene prender el incienso o vaporizador hasta que comencemos el ritual. De la misma forma tampoco lo apagaremos una vez concluida la petición, sino que dejaremos que siga emanando hasta que las velas se hayan consumido del todo.

    Illustration El horario de la acción

    Si bien cada una de las peticiones mágicas puede y debe realizarse cuando el operador, en este caso lector, tenga su energía en el máximo punto de armonía y gozando de buena salud, hay unos momentos que son más propicios que otros.

    Como podremos observar, cada carta tiene uno o varios días de acción así como un horario que, por cierto, siempre está marcado por la luz solar. De manera que debemos consultar las variaciones de horario oficial que llevamos con respecto al sol.

    El hecho de marcar un día determinado es porque en esa fecha será cuando el conjunto mágico tendrá el máximo de poder y fuerza. Así, si se trata de un lunes a las seis de la tarde, no quiere decir que no podamos efectuar el rito el miércoles a las cuatro, podemos hacerlo pero el conjunto mágico dispuesto para tal fin tendrá menos fuerza.

    Insisto en dejar al criterio del operador el seguimiento o no de estos horarios, ya que entiendo que a veces es mejor no respetarlos si en ese momento nuestro estado de ánimo no es el más adecuado.

    Illustration Estableciendo la petición

    Verá el lector que hay varias posibilidades de petición para cada una de las cartas; se tratará de escoger la que más nos convenga y aplicarla. ¿Cómo hacer la petición? Por defecto siempre debemos recurrir a una cartulina de color blanco o a un papel de pergamino que será la base sobre la que escribiremos qué deseamos.

    Podemos recurrir a la tinta roja cuando se trate de temáticas afectivas o energéticas, y a la azul cuando lo que deseemos sea activar temas vinculados con el pensamiento y las ideas. Usaremos la tinta negra para todas las peticiones que tengan relación con alejar enemistados, envidias o el mal. Y, finalmente, emplearemos la tinta verde para los temas relacionados con la salud y la enfermedad. Si el lector posee un color de tinta que no sea ninguno de los mencionados pero que le transmite muy buenas vibraciones y facilita que se sienta especialmente a gusto con lo que hace, también puede escribir la petición en dicho color.

    En la petición, además de escribir claramente lo que deseamos con las palabras más precisas que se nos ocurran, debemos incluir también el máximo de datos de la persona a la que deseamos influir con la magia. Así, anotaremos el nombre de los enemigos, posibles amores, personas a proteger, etc.

    Es muy importante que en el momento de escribir la petición estemos concentrados en lo que estamos haciendo y que en nuestra mente sólo haya un pensamiento que haga alusión a aquello que nos ha conducido a la magia.

    Illustration Disposición de los elementos del ritual

    Todos los rituales se confeccionarán de la misma forma, en lo que a colocación de los elementos se refiere. Para llevar a cabo las prácticas de magia debemos disponer de una mesa situada en una habitación cuya privacidad esté garantizada. Por otra parte, debe ser una estancia en la que al dejar las velas ardiendo solas no pueda ocurrir desgracia alguna.

    En primer lugar escribiremos la petición que colocaremos en el centro de la mesa. Sobre ella depositaremos bocabajo la carta que emplearemos para el ritual. A la izquierda de la carta colocaremos la vela del primer color y a la derecha la del segundo. Al frente de la carta situaremos el vaporizador de la esencia o incensario. De esta forma el conjunto estará prácticamente finalizado, sólo restará protegerlo, y para ello trazaremos con sal marina un círculo alrededor del conjunto de elementos de ritual.

    Illustration Ejecución del ritual

    Una vez que todos los elementos estén correctamente dispuestos procederemos de la siguiente forma:

    Illustration Prenderemos las velas, comenzando por la de la izquierda, utilizando una cerilla de madera para cada una.

    Illustration Encenderemos la lamparilla o incienso y observaremos el conjunto.

    Illustration Nos relajaremos utilizando para ello la respiración. Una buena forma será cerrar los ojos y respirar de forma lenta y profunda entre 5 y 10 veces. Después volveremos a abrir los ojos y observaremos el conjunto.

    Illustration Pensaremos en la petición que ya está escrita y que es el motivo por el cual estamos allí. Después, en voz alta, le pediremos a la carta lo que deseamos. Repetiremos la petición tantas veces como números representa la carta, sabiendo que la Q o Reina es un supuesto 12, y el Rey o Ka un 13.

    Illustration Tras la invocación permaneceremos en la estancia en silencio durante unos minutos, entre cinco y diez, y después abandonaremos el recinto.

    Una vez concluida la acción anterior debemos dejar que las velas se consuman hasta el final, que será cuando daremos por concluido el ritual.

    Illustration Acotaciones y notas

    Como ha visto el lector la ejecución de los rituales es muy sencilla y no ofrece mayor complicación que la de ir siguiendo los pasos marcados. Ahora bien, para potenciar la fuerza de la práctica tendremos en consideración algunos aspectos de interés. Si queremos darle más fuerza al ritual podemos marcar, grabar o escribir en la vela el nombre de la persona a la que deseamos influir con la carta. Si somos devotos a algún santo o imagen religiosa podemos recurrir a ella para que forme parte del rito; en ese caso la pondremos junto al lugar que ocupa el incienso vaporizador de manera que siempre nos quede protegida dentro del círculo de sal.

    Cuando terminemos el ritual debemos dejar pasar al menos 24 horas antes de recoger todos los elementos empleados en él. Durante este tiempo no podremos tocar la carta que hemos colocado encima de la hoja de petición y, por extensión, tampoco podremos practicar juego adivinatorio alguno.

    Al concluir el ritual debemos recoger todo los elementos empleados (restos de cera, ceniza de los inciensos, sal y hoja de petición) y envolverlos en una hoja de papel o en una tela que sea blanca, y guardarlo en casa por espacio de una lunación. Pasado este tiempo, si la petición no se ha cumplido entenderemos que no estaba en nuestro destino lograr aquello que habíamos pedido. Transcurrida la lunación completa procederemos a deshacernos de los productos sobrantes del ritual.

    Como ve el lector no sólo hay una aplicación en una simple baraja de cartas de póquer; la magia y los oráculos están presentes en ella.

    DIAMANTES

    Illustration

    Este Palo está asociado a la primavera, con todo lo que comporta de nacimiento y renovación. Por dicha razón, es el indicado para señalar la fluctuación del círculo familiar y social. Por regla general, todas las cartas que conforman el palo de Diamantes están orientadas a señalar los aspectos más prácticos de la cotidianidad, las ambiciones, el trabajo, los estudios, los viajes, cualquier tipo y medio de comunicación, el dinero... Pero el significado de los diamantes siempre se verá mediatizado y apoyado por las cartas circundantes. Lo dicho es válido para todas las cartas del palo a excepción del as, que es uno de los naipes más benéficos de toda la baraja. La lógica, la creatividad y la esperanza son rasgos que pueden dar alas a la benevolencia del palo que nos ocupa. Aconseja actuar siempre con el intelecto y de forma conservadora y reflexiva.

    Illustration

    As de Diamantes

    Un rombo central preside al majestuoso as de diamantes. Sus cuatro lados marcan la expansión que se concentra energéticamente en dirección Norte hacia la empresa y los negocios, y en dirección Sur hacia el dinero, el ahorro y las inversiones. En el vértice que corresponde al Este se personifican los cheques sin fondos, billetes falsos, pero al tiempo la sabiduría y destreza del consultante para no caer en su trampa. Finalmente, el vértice Oeste nos marca las joyas,

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