Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Xavier Zubiri: Pensar la actualidad
Xavier Zubiri: Pensar la actualidad
Xavier Zubiri: Pensar la actualidad
Libro electrónico219 páginas3 horas

Xavier Zubiri: Pensar la actualidad

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

¿Puede una filosofía del siglo XX ser una guía en la actualidad? El pensamiento de Xavier Zubiri (1898-1983) lo es, porque nos presenta la filosofía desde la perspectiva necesaria para el hombre contemporáneo que busca una verdad que no sea postura dogmática sino el camino hacia una investigación sincera. Así, Zubiri construye una nueva metafísica a partir de la lectura de Husserl y Heidegger en la que la realidad y la inteligencia se piensan como congéneres, al tiempo en que examina los problemas fundamentales de la filosofía occidental.
Este libro presenta la evolución del pensamiento de Zubiri organizado en dos etapas sucesivas. Una primera más fenomenológica y ontológico-hermenéutica y una segunda metafísica, en la que se aleja de sus predecesores y propone una antropología para el hombre de nuestro tiempo a través de una nueva mirada sobre lo real y la inteligencia. A través de la lectura de los textos zubirianos, Paolo Ponzio nos invita a descubrir los conceptos más importantes de su filosofía: lo real, la verdad, el hombre y la experiencia de Dios.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 abr 2023
ISBN9788425450266
Xavier Zubiri: Pensar la actualidad

Relacionado con Xavier Zubiri

Libros electrónicos relacionados

Filosofía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Xavier Zubiri

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Xavier Zubiri - Paolo Ponzio

    Paolo Ponzio

    Xavier Zubiri

    Pensar la actualidad

    Diseño de la cubierta: Toni Cabré

    Edición digital: José Toribio Barba

    © 2022, Paolo Ponzio

    © 2023, Herder Editorial, S.L., Barcelona

    ISBN EPUB: 978-84-254-5026-6

    1.ª edición digital, 2023

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com)

    ÍNDICE

    PRÓLOGO

    PREFACIO

    INTRODUCCIÓN. DESDE ZUBIRI HASTA ZUBIRI. LAS ETAPAS DEL PENSAMIENTO DE XAVIER ZUBIRI

    LA FILOSOFÍA Y SU REALIDAD

    La filosofía como problema

    Entre ontología y metafísica

    Saber científico y saber histórico

    LA ESENCIA DE LA REALIDAD

    Realidad y esencia

    El concepto de esencia

    La esencia como momento estructural de lo real

    INTELIGENCIA Y REALIDAD

    La inteligencia sentiente y su acto primordial

    Actualidad y verdad: en el origen de la intelección

    El logos sentiente

    La verdad dual

    En busca de la razón: la intelección del pensar

    Libertad y posibilidad: los caracteres de la razón sentiente

    Conocimiento y verdad racional

    PODER DE LO REAL, LIBERTAD Y DIOS

    Dios como realidad-fundamento

    El acceso a la realidad-fundamento desde Dios

    El acceso desde el ser humano: religación y poder de lo real

    Religación: un concepto, una historia personal

    El poder de lo real y su conocimiento

    Ateísmo y poder de lo real

    CONCLUSIÓN

    APÉNDICE 1. NOTA BIOGRÁFICA

    APÉNDICE 2. BIBLIOGRAFÍA

    PRÓLOGO

    Ricardo Espinoza Lolas

    «¿No será que yo llego a encontrar a los otros en mi vida porque antes los demás se han metido en mi vida?... Me refiero a que los demás, antes de que vengan a mí en mi experiencia o de que yo vaya a ellos, están ya metidos en mi vida. Solo por eso puedo encontrarlos viniendo a mí o yendo yo a ellos».

    «Tomar cuerpo es un modo de presencialidad

    y de actualidad física… es constituir mi realidad

    en co-principio con otros; y en principio

    de presencialidad actual».

    X. Zubiri, Tres dimensiones del ser humano

    El libro de Paolo Ponzio acerca de Zubiri es una necesaria puesta a punto con respecto al gran pensador español en la cual sus grandes conceptos filosóficos se vuelven decisivos para poder barruntar una salida a tanto laberinto nihilista que nos inunda en estos tiempos. Y para nosotros, por tanto, es un libro decisivo dentro de la colección de Rostros de la Filosofía Iberoamericana y el Caribe.

    Si entendemos lo real como algo que, de suyo, constituye nuestra propia aprehensión, ya sea en nuestra animalidad, en nuestra piel o en nuestro cuerpo, lo real deja de ser algo etéreo, místico o algún tipo de significante maestro y da pie a algo que nos permite vernos en nuestro propio carácter desfondado por ser libres y, por lo mismo, en nuestra libertad de realizar una vida, la cual solo se realiza con el Otro que llevamos inscrito en esa perforación misma diferencial que nos constituye y mueve. Zubiri, con el pensamiento muy claro, desarrolla esta idea de la siguiente forma: «lo sentido se me presenta como algo que tiene una especie de fuero interno propio: es caliente, es frío, es pesado, etc., de suyo. No se trata de que el contenido sea propio de un sujeto que esté por debajo o por detrás de lo propiamente sentido, sino que de suyo significa que eso que es el contenido de la impresión tiene ese carácter formal propio. Pues bien, este carácter de suyo es lo que llamo realidad. Cada cosa es real, precisa y formalmente por ser de suyo aquello que ella es en impresión. Ser real significa pura y simplemente ser de por sí, ser de suyo aquello que nos presenta en la impresión. El de suyo es, pues, lo que constituye la realidad en cuanto tal».¹ Ese «de suyo», eso real o físico que constituye nuestra vida y a nosotros mismos, desde nuestro modo de sentir las cosas, nos permite tener un punto de anclaje para poder vivir en medio del capitalismo actual, porque lo real se nos impone y nos constituye nuestra libertad y, con ello, nuestra apertura más radical; y, por lo mismo, no hay nada totalitario que nos pueda cerrar en lo que somos como seres reales en medio de otras cosas reales y de humanos, esto es, cualquier ideología siempre puede caer porque el carácter real nos abre y así, de alguna forma, vivimos ya en la verdad. Aunque no esté claro del todo en lo que esta consiste, estamos en lo real, y por ello en la verdad, y esa propia apertura libre que sentimos nos da fuerza para poder salir de cualquier laberinto.

    Ser animales de realidad, como señala Zubiri a lo largo de su obra, implica, entre otras cosas, ser animales verdaderos, libres, articulados constitutivamente con el Otro y religados a lo real mismo, y de este modo podemos aspirar a un destino mejor para estos tiempos, a veces tan oscuros, pues somos animales que están religados al poder mismo de lo real, donde lo real indica no algo en y por sí mismo, sino que la cosa misma está abierta en ese «de suyo» que sentimos, lo cual hacemos en la propia apertura, esto es, lo sentimos asimismo en su caducidad y finitud. Lo real desde sí mismo no indica nada absoluto, sino solo apertura sentiente y de lo sentido; y en tal contingencia y finitud nos constituimos y así podemos vivir mejor los unos con los Otros. Zubiri lo dice de forma precisa: «Realidad es, ante todo, según venimos diciendo una y otra vez, una formalidad de alteridad de lo aprehendido sentientemente. Y este momento consiste en que lo aprehendido queda en la aprehensión como algo en propio, algo de suyo. Reidad o realidad es formalidad del de suyo».² Pero ¿qué quiere decir este carácter «de suyo» tan propio de la realidad?³ En castellano alude a algo que se entiende a la primera, pero es difícil traducirlo a otras lenguas, pues se refiere a que lo real es algo sentido (así lo piensan Nietzsche o Deleuze, mientras que la misma Butler dice algo similar) y es sentido como algo Otro radical que desde sí mismo nos constituye (lo cual, de entrada, acaba con todo dualismo en el interior de la realidad, ya que la realidad no es una zona de cosas ni allende ni aquende la aprehensión). Eso real que nos constituye desde nuestro cuerpo, desde nuestras sensaciones, desde nuestro sentir, y que por tanto es intelectivo y no hay dicotomía alguna entre sentir e inteligir en el ser humano, es expresión de la libertad operativa de lo real en nosotros, de una inespecificidad de contenido, pero también apertura formal y constitutiva de todo lo Otro que nos perfora y, a la vez, nos constituye, de entrada, como una trama dinámica del ser humano entre sí y del ser humano con todas las cosas: una trama abierta y nunca cerrada, una lógica del no-todo, a saber: una «melodía dinámica», tal y como lo denomina Zubiri: «El Cosmos no es sino una especie de melodía dinámica que se va haciendo en sus notas».⁴ Así, con el libro de Ponzio el lector iberoamericano accederá, con claridad, a la filosofía zubiriana, escrita en un castellano formidable y ya por ello digna de estudio; contará con un pensador que se expresa en nuestra lengua, desde la que va esculpiendo sus grandes conceptos, los cuales ofrecen un asidero para fundar nuestra vida en su propia caducidad animal.

    El pensamiento de Xavier Zubiri a veces resulta muy mal entendido e interpretado (incluso por los propios españoles), pues su gran riqueza conceptual, que lo sitúa como uno de los pensadores del siglo XX que atesoran más cantidad de conceptos muy ricos en sus desarrollos (realidad, actualidad, religación, inteligencia, sentir, estimulidad, verdad, sociedad, etc.), no es reflexionada con rigor en los temas que nos urgen y que demanda la sociedad en estos tiempos. De hecho, sucede todo lo contrario con muchos de sus comentadores e intérpretes en Iberoamérica (hay lecturas de Zubiri realmente envejecidas y poco dialogantes),⁵ esto es, sus conceptos son «momificados», como diría Nietzsche en el Crepúsculo de los ídolos, y en un primer momento se entienden desde una pobre determinación filosófica a-histórica, ya de modo escolástico, ya de modo fenomenológico, y desconectados del contexto espaciotemporal en el que fueron creados y trabajados. De este modo, nos resulta imposible entenderlos como unos conceptos vivos y orgánicos («centauros», empleando un término mítico) que podrían dar mucho de sí en estos tiempos de penuria y de normalización naturalizada. Paolo Ponzio se hace cargo de ello y nos muestra tales conceptos en su operatividad misma, con la riqueza que eso exige para pensar el presente. El trabajo con lo real es una labor ardua y, a la vez, compleja. Zubiri es como un obrero: trabaja lo real por medio de los conceptos (al igual que Deleuze u otros grandes pensadores) y, dado que estamos en lo real, como señalan Lacan, Žižek, Butler, es menester, por lo mismo, trabajar con conceptos, poco a poco, para poder entender esto de estar sumergido en lo real, porque es ahí donde se desarrolla lo propiamente humano. Zubiri es muy explícito en el prólogo que realiza en 1980 a su Inteligencia sentiente, cuando señala que: «la verdad es que estamos instalados modestamente, pero irrefragablemente, en la realidad. Por esto es necesario hoy más que nunca llevar a cabo el esfuerzo de sumergirnos en lo real en que ya estamos, para arrancar con rigor a su realidad aunque no sean sino algunas pobres esquirlas de su intrínseca inteligibilidad».⁶ Ese rigor que nos trae «pobres esquirlas de su intrínseca inteligibilidad» se refiere a los conceptos, que Zubiri pule, como lo hacía Spinoza, con sus lentes y, a la vez, con sus conceptos (Zubiri amaba a Spinoza y siempre quiso ser como él tanto en su trabajo como en su libertad).

    Un concepto de Zubiri muy estudiado y, a la vez, muy «reificado» (en el sentido de Lukács, esto es, cosificado) es el de «realidad», lo real (con sus múltiples variantes), desde el que más tarde surgirá, por ejemplo, el de «realidad social», un concepto muy importante para dar cuenta de aquello interconectado material y constitutivamente entre los humanos, lo cual, precisamente, se vuelve fundamental en estos tiempos de nuevos fascismos, segregación, racismo y odio al otro, al diferente, o sea, odio a todos. Por eso Zubiri es tan claro cuando, en 1973, comenta el exergo utilizado en el presente prólogo: «¿No será que yo llego a encontrar a los otros en mi vida porque antes los demás se han metido en mi vida?... Me refiero a que los demás, antes de que vengan a mí en mi experiencia o de que yo vaya a ellos, están ya metidos en mi vida. Solo por eso puedo encontrarlos viniendo a mí o yendo yo a ellos».⁷ El vínculo de lo social es constitutivo de lo humano e incluso anterior al rechazo que un humano puede causar a Otro; dicho rechazo presupone que ese Otro nos constituye, lo cual es así por el carácter mismo de lo real que se desarrolla en ese momento. Esto nos permite poder repensar en la actualidad todas las manifestaciones de odio al Otro que promueven los distintos fascismos contemporáneos. No olvidemos que Zubiri fue maestro y como un «padre» para Ignacio Ellacuría, y que esa impronta resulta muy evidente en el pensador y mártir vasco-salvadoreño.

    ¿Qué sucede con el modo de hacer filosofía de Zubiri y, como parte de ello, con su gran concepto de «lo real» y varios de sus matices? El filósofo diría que no es un concepto, sino un momento «descriptivo del carácter físico» que articula ni más ni menos tanto lo humano como las cosas, quedando ambos momentos imbricados en eso que llamamos «lo real». Zubiri a veces lo expresa así: «Por esto es por lo que llamo a este momento formalidad. No se trata de un concepto metafísico como en la Edad Media, sino de algo absolutamente distinto, de un momento sentiente de carácter descriptivo».⁸ Sobre esto se ha escrito mucho, pero hoy en día cabría considerar que lo que Zubiri entiende como «real» se articula, en parte, con el psicoanálisis francés (Lacan), la teoría crítica eslovena (Žižek) y el feminismo queer estadounidense (Butler), porque eso real es lo que permite entender el propio carácter de lo libre que se expresa en la materialidad misma que nos constituye, que constituye todo sin más y que nunca se deja atrapar, lo cual es muy importante en una «logificación» (como diría Zubiri) o en una posible simbolización (Lacan y sus seguidores), mientras que, desde una perspectiva histórica, se puede contemplar en todo el despliegue diacrónico de la vida humana entretejida entre sí. Así Zubiri, como nos muestra Ponzio, cuando realiza el ejercicio mismo de lo filosófico, es un fenomenólogo totalmente diferente a todos los demás, incluso se podría decir que es un fenomenólogo de «izquierda», a saber: su fenomenología no es pura, ni pretende serlo, sino que está atravesada desde dentro por lo material mismo (lo mismo hace Hegel contra Kant y su Crítica de la razón pura: Hegel le contesta, de joven, con la Fenomenología del espíritu y, de adulto, con los tres volúmenes de la Ciencia de la lógica, tratándose en ambos casos de una razón totalmente impura, esto es, material e histórica). Zubiri no es un fenomenólogo al uso, sino un iconoclasta que toma distancia de la fenomenología alemana y de sus dos maestros, Husserl y Heidegger, y se acerca más a la fenomenología francesa de Merleau-Ponty; pero, a la larga, también se diferencia de ella, como le ocurre al mismo Deleuze con su maestro, y se dirige al carácter material del fenómeno, por lo que su fenomenología se denomina «noología», para corregir el idealismo, el conceptualismo, la simbolización misma en que había quedado anclado el fenómeno material en toda su brutalidad material, su carácter físico radical. En eso Zubiri siempre fue un radical nietzscheano, y por ello ha de salir de su ámbito de confort fenomenológico y se abre no solo a lo científico matemático, sino a las ciencias naturales en su conjunto (en especial a la física teórica), a la lingüística estructuralista francesa, a la teología griega y a múltiples ciencias que son muy relevantes en la primera mitad del siglo XX y que luego se afianzan en la segunda mitad (mecánica cuántica, teoría de conjuntos, química molecular, etc.). Ya no se puede hacer simplemente fenomenología a secas, sino que lo material mismo exige que un fenomenólogo trabaje en la cosa material, para lo cual las múltiples ciencias y saberes de la época ofrecen la posibilidad de dar cuenta con su objeto de estudio, esto es, lo real. Un «lo real» que acontece en la misma materialidad de las cosas, una materialidad dinámica, y entre ellas, la cosa real humana se expresa en el movimiento mismo de su historia de unos entretejida con la de otros. Luego, el modo en que Zubiri entiende la filosofía y lo que él hace como filósofo lo llevan radicalmente a lo real. Y no podría ser de otra forma.

    Así pues, volvamos con la pregunta fundamental a través de la que Ponzio nos hace reflexionar una y otra vez en su libro: ¿qué es la realidad desde este movimiento mismo de ella y este movimiento abierto e inespecífico en que nosotros mismos como humanos estamos siendo articulados los unos con los otros de manera no-todo en la historia y así pensamos y vivimos? Zubiri, siempre preciso y lacónico (como un personaje del último Shakespeare), señala:

    pienso que inteligir consiste formalmente en aprehender lo real como real, y que sentir es aprehender lo real en impresión. Aquí real significa que los caracteres que lo aprehendido tiene en la aprehensión misma los tiene «en propio», «de suyo», y no solo en función, por ejemplo, de una respuesta vital. No se trata de cosa real en la acepción de cosa allende la aprehensión, sino de lo aprehendido mismo en la aprehensión, pero en cuanto está aprehendido como algo que es «en propio». Es lo que llamo formalidad de realidad.

    A lo largo de su vida y de su extensa obra, Zubiri habla de realidad, de lo real, de formalidad, de realidad, de reidad, de actualidad, etc. Se trata de distintos nombres que implican matices o momentos de lo que llamaré simplemente «lo real», y que Zubiri va precisando en la medida en que repiensa lo real en diálogo histórico con la filosofía, las disciplinas y los saberes de su época, así como en su mismo devenir humano a lo largo del siglo XX, tanto biográfico

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1