Veneración a los ancestros: Cómo conectar con sus antepasados, guías espirituales y ángeles de la guarda y cómo honrarlos

Por Mari Silva

Descubra todo lo que hay que saber sobre la veneración a los ancestros y cómo funciona.

 

La veneración a los ancestros no es una religión, ni tampoco el culto a los muertos. Esta práctica antigua y a menudo incomprendida se encuentra en la espiritualidad y en culturas de todo el mundo. En Occidente, nuestra incómoda relación con la muerte tiene el desafortunado efecto de suprimir la tendencia natural a amar y respetar a los que nos precedieron. En nuestra cultura, la práctica tiende a limitarse a alguna anécdota, reliquia u objeto. Las fotos antiguas, bajo una película de plástico, en un álbum de fotos que rara vez se saca y se explora son el frío legado de los antepasados en Occidente.

 

El culto a los ancestros ha sobrevivido a las revueltas, los cambios y la persecución durante milenios, y se sigue practicando en muchas culturas y religiones de todo el mundo. ¿Qué saben millones de personas que usted no sabe? Eso es lo que descubrirá en esta guía espiritual sobre la veneración a los ancestros.

 

En estas páginas, usted aprenderá:

• A conectar con sus antepasados, guías espirituales y ángeles de la guarda
• Las prácticas de otras espiritualidades y religiones que veneran abierta y ampliamente a los antepasados, incluidos el catolicismo romano mexicano y el Hoodoo americano
• Qué hacen los guías espirituales y quiénes son
• Todo sobre los guías espirituales animales
• La verdad sobre los alebrijes
• El impacto del trauma ancestral/generacional en nuestra sociedad y en las familias
• Cómo podemos ayudar a nuestros ancestros a superar el trauma generacional y de esta manera contribuir en el futuro
• Cómo cuidar su energía personal
• La creación de muñecos espirituales
• Lo que nos advierte el relato del «muñeco vudú» y por qué debemos prestar atención a la advertencia
• A construir un altar ancestral
• La limpieza y el mantenimiento de su altar, incluidos los rituales de fin de año y de limpieza, así como la autolimpieza
• A complacer y honrar a sus antepasados en el altar
• La selección de ofrendas para el altar ancestral
• A reconocer las señales de contacto con el mundo de los espíritus
• A prepararse para un encuentro con el mundo de los espíritus
• Cómo los ancestros, los guías espirituales y los ángeles de la guarda se abren paso para comunicarse con nosotros en tiempos de crisis
• Qué tiene que ver la encrucijada del músico de blues americano, Robert Johnson, con la veneración a los ancestros
• Cómo elevar a sus ancestros y por qué debería hacerlo
• Por qué el mundo necesita la veneración a los ancestros

 

La verdad sobre la veneración a los ancestros le sorprenderá e inspirará. Esta práctica ancestral se basa en un sólido marco de amor que se mueve sin obstáculos entre el mundo físico y el de los espíritus. Descubra cómo la veneración a los ancestros no solo tiene un lugar en el frenético mundo moderno, sino un propósito.

 

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• Idioma: Español
• Editorial: Mari Silva
• Fecha de lanzamiento: 9 feb 2022
• ISBN: 9798201298739

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Introducción

La veneración a los ancestros es ampliamente practicada por muchas de las religiones del mundo actual, incluido el islam, en su rama mística sufí. Se ha practicado durante milenios como parte de las espiritualidades de todo el mundo, pero especialmente en Asia y África occidental y central. Los antiguos celtas, romanos y egipcios practicaban un tipo de veneración a los ancestros.

Hoy en día, las primeras naciones (pueblos aborígenes norteamericanos) veneran a sus antepasados como parte de la vida y las prácticas diarias, llevan a los difuntos al centro de sus vidas y honran la creencia de que el tiempo es un círculo eterno donde el ahora contiene tanto el pasado como el futuro. Los practicantes de Hoodoo veneran a los antepasados en una comunidad cerrada, que libera el sufrimiento de generaciones y aborda el trauma que desestabiliza la situación africana en América.

Todos estamos conectados por nuestros genes y ADN, tanto los vivos como los muertos. En este sentido, no existe la verdadera muerte. Aunque el cuerpo deja de funcionar, la esencia de los antepasados vive hoy en nuestros cuerpos y nuestras almas. Sus recuerdos y experiencias forman parte de todo lo que somos. Nuestros cuerpos recuerdan lo que nuestras mentes no, puesto que guardan en cada célula los recuerdos de tiempos pasados.

Al conectar con los que forman la línea ancestral que ha llevado a nuestra existencia, reconocemos el hilo siempre vivo que une el tapiz de toda la vida. Al hacerlo, nos reconectamos con nosotros mismos y aprendemos más sobre quiénes somos y por qué estamos aquí.

Así que únase a mí y aprenda a honrar a quienes han contribuido al milagro de crearle a través del tiempo y aproveche su sabiduría eterna y su afecto continuo. Anímese con la veneración a los ancestros y sus regalos para aquellos que buscan la sabiduría de los que existieron antes.

Capítulo 1: Conexión con sus antepasados

Las células de su cuerpo cuentan una larga historia. En ellas se encuentra el ADN (ácido desoxirribonucleico), donde está el manual de instrucciones de estas maravillosas máquinas. Todos nuestros antepasados han dejado su huella en este milagroso ácido que cuenta historias y que nos define.

En cada cuerpo humano, el ADN es único, lo que nos hace «únicos» (a menos que seamos gemelos o trillizos idénticos). Todo nuestro ADN está dibujado en una línea, que se remonta en el tiempo hasta nuestros abuelos y sus antepasados. Cuenta la historia única de ese hilo de nuestro pasado.

El ADN es nuestro vínculo vivo, de carne y hueso, con los antepasados, escondido en nuestras células a la vista de todos. Pero para conectar de verdad con los que nos precedieron, los seres humanos han desarrollado la historia oral, cuentan historias sobre sus familias y las transmiten durante generaciones. Pero, como en el juego del teléfono, la información puede perderse en la interpretación.

Por eso se encuentran formas de veneración a los ancestros en numerosas tradiciones espirituales y religiosas de todo el mundo. ¿Quién mejor que nuestros antepasados para caminar con nosotros por la vida y compartir su sabiduría?

Demos un paseo por algunas de estas tradiciones vivas y cómo los practicantes que las veneran conectan con los ancestros. La antigua práctica de la veneración a los ancestros ha estado con nosotros al menos desde el Mesolítico. Sin figuras sacerdotales, salvo los chamanes, la humanidad siempre ha comprendido la cercanía de los antepasados y lo importantes que son para nosotros como brújulas que guían el camino.

Se ha ido, no se ha ido

Cuando un ser querido se va de este plano terrenal, nunca es fácil. Hay una abrumadora sensación de pérdida. Ya no podemos ver, oír, oler o tocar a la persona como antes. Ya no podemos sentarnos en la mesa de la cocina codo a codo a ver una película juntos, con las manos metidas en un bol de palomitas. Ya no podemos chocar nuestras copas en un brindis. Nosotros seguimos aquí. Ellos ya no.

Pero, como ya se ha dicho, los seres queridos que han fallecido permanecen en nuestro cuerpo, en lo más profundo de nuestras células, como el ADN. Este hecho científico revela una intimidad inviolable e irrompible. Somos el presente, somos el futuro. También somos, si hablamos de forma material, el pasado.

Estas dos verdades, la pérdida que sentimos cuando nuestros seres queridos nos dejan y el hecho de que habitan para siempre en nuestro cuerpo como parte de nuestra historia genética, parecen contradecirse. Pero ambas son verdades, hechos y afirmaciones empíricamente verificables.

En nuestro implacable materialismo (la afirmación de que solo es verdad lo que es discernible para los sentidos humanos clásicos), nos perdemos la plenitud de la realidad. Aunque nuestros seres queridos estén muertos y enterrados y ya no sean perceptibles a través de la percepción física, todavía forman parte de nosotros. No hay que separarlos de nuestra realidad física, aunque ya no estén encarnados como antes.

Las personas que dicen que la veneración de los ancestros tiene sus raíces en la ilusión ignoran esa verdad, que tiene una implicación mucho más amplia. Es tan natural como la veneración de una deidad o deidades.

La segunda parte de ese pensamiento es que nada en la búsqueda de la veneración de los ancestros pone a prueba la razón o la credulidad. Al venerar a los antepasados, veneramos la fuerza vital con la que una vez infundieron nuestra historia celular. Los invitamos a entrar en nuestras vidas como guías y consejeros. Desplegamos, en verdad, un recurso natural.

Y el recurso natural en cuestión, nuestros antepasados, ha sido desplegado desde la era Mesolítica (directamente antes de la era Neolítica). Volvamos al principio para saber más.

La definición de nuestras vidas

El deseo o impulso humano de honrar a los muertos y recordarlos de diversas maneras ha sido evidente desde la creación de la humanidad. A medida que desarrollamos el lenguaje y los rituales para marcar las estaciones del año, la gratitud por las cacerías y, más tarde, por las cosechas y el ganado, empezamos a dar importancia al paso de los miembros de las familias.

El lugar donde la gente moría llegó a determinar el lugar donde la gente establecía su vida y sus medios de subsistencia. Hay poesía en cultivar la tierra en la que yacen los antepasados.

En el Neolítico, cuando los humanos empezaron a asentarse y a cultivar la tierra, esta práctica iba acompañada de la construcción de estructuras para cubrir el lugar de enterramiento. No se trataba de simples mausoleos, ni siquiera de santuarios funerarios familiares. Eran más bien casas de culto religiosas, destinadas a la veneración de los muertos.

En la Gran Bretaña neolítica, los registros arqueológicos señalan estas estructuras y otras prácticas, como la clasificación de los huesos y su consagración en diversas estructuras, incluidas las catacumbas.

Con el paso del tiempo, estas estructuras pasaron a ser de carácter comunitario, y con ello surgieron en el paisaje británico las «ciudades de los muertos», donde depositaban a los antepasados de la región en una sola estructura, un centro de reverencia y ritual para la comunidad.

El Museo Nacional de Escocia compara los muertos recientes con las personas fallecidas durante generaciones. A menudo, las ciudades de los muertos de anteriores épocas se asemejaban a las casas de los vivos, como si los muertos siguieran materialmente vivos. Los artículos familiares e íntimos se colocaban junto a los enterrados. También hay abundantes pruebas de ofrendas de alimentos.

Mucho más tarde, los antiguos egipcios continuarían con estas prácticas, al igual que las comunidades espirituales de todo el mundo. En realidad, los cristianos continuaron con las ciudades de los muertos, como lo demuestran las catacumbas romanas y muchos otros ejemplos. Pero la idea del cuerpo de Cristo en la teología cristiana encumbra las prácticas anteriores de veneración a los ancestros, pues traslada esa veneración a