Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

¿Para qué servimos las trabajadoras sociales?
¿Para qué servimos las trabajadoras sociales?
¿Para qué servimos las trabajadoras sociales?
Libro electrónico137 páginas1 hora

¿Para qué servimos las trabajadoras sociales?

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

A pesar de la amplia presencia y actividad de las trabajadoras sociales en centros de servicios sociales, en los centros de día para mayores o personas con discapacidad, en los hospitales, consultorios, en centros de enseñanza, en los tribunales y en las calles, etc., se trata de una profesión poco conocida o, dicho de otra manera, poco visible. Suele asociarse erróneamente al asistencialismo y la caridad como suele ignorarse la cualificación y experiencia de estas profesionales para tratar con aquellas personas que viven en condiciones opresivas. Porque esa es la tarea principal de las trabajadoras sociales: combatir la opresión allí donde incluso es difícil reconocerla. La de la pobreza, la falta de oportunidades, o la del machismo y el racismo. Su trabajo desde hace décadas sirve para luchar contra la desigualdad y exclusión crecientes y fomentar la cohesión social; su contribución en la elaboración de leyes que preserven, consoliden o amplíen el estado del bienestar ha sido irrenunciable no solo en relación con sus tres pilares, la educación, la sanidad y las pensiones, sino también en ese cuarto pilar del bienestar que son los cuidados y cuyo peso ha recaído tradicionalmente en las familias, pero que hoy precisa su consolidación a través de los servicios sociales. El presente libro ofrece una descripción detallada y una reflexión abierta sobre la profesión y su importancia en nuestras sociedades para evitar y mitigar sus formas de desigualdad y exclusión social.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 sept 2020
ISBN9788413520650
¿Para qué servimos las trabajadoras sociales?
Autor

Esteban Sánchez Moreno

Doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, donde es profesor titular en la Facultad de Trabajo Social, en la que también coordina el programa de doctorado y profesor adscrito en el Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense (IUDC). Sus líneas de investigación giran en torno a las desigualdades sociales y su impacto en diversos indicadores psicosociales como la salud, la salud mental y el envejecimiento, así como la exclusión social y nuevas formas de desigualdad. Ha publicado numerosos libros y artículos en revistas científicas nacionales e internacionales, en el ámbito del trabajo social, la sociología y la psicología social. Además, ha dirigido proyectos de investigación centrados en el análisis de las desigualdades sociales.

Relacionado con ¿Para qué servimos las trabajadoras sociales?

Libros electrónicos relacionados

Artículos relacionados

Comentarios para ¿Para qué servimos las trabajadoras sociales?

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    ¿Para qué servimos las trabajadoras sociales? - Esteban Sánchez Moreno

    Lorena Gallardo Peralta

    Licenciada en Trabajo Social por la Pontificia Universidad Católica de Chile (2004) y doctora en Trabajo Social por la Universidad Complutense de Madrid (2012), obteniendo el premio extraordinario de tesis doctoral en 2013. Desde 2006 es profesora en la Escuela de Trabajo Social en la Universidad de Tarapacá (UTA), en Chile. Ha publicado numerosos artículos en revistas internacionales sobre temas de envejecimiento y de trabajo social (International Social Work, Journal of Gerontological Social Work, British Journal of Social Work). Investiga sobre bienestar psicosocial en personas mayores (redes de apoyo social, calidad de vida, religiosidad/espiritualidad, resiliencia) y el modelo teórico de envejecimiento con éxito, y tiene especial interés en los grupos étnicos minoritarios y su aplicabilidad al trabajo social multicultural.

    Esteban Sánchez Moreno

    Doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, donde es profesor titular en la Facultad de Trabajo Social, en la que también coordina el programa de doctorado y profesor adscrito en el Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense (IUDC). Sus líneas de investigación giran en torno a las desigualdades sociales y su impacto en diversos indicadores psicosociales como la salud, la salud mental y el envejecimiento, así como la exclusión social y nuevas formas de desigualdad. Ha publicado numerosos libros y artículos en revistas científicas nacionales e interna­­cio­­nales, en el ámbito del trabajo social, la sociología y la psicología social. Además, ha dirigido proyectos de investigación centrados en el análisis de las desigualdades sociales.

    Lorena Gallardo Peralta

    Esteban Sánchez Moreno

    ¿Para qué servimos

    las trabajadoras sociales?

    Prólogo de Mar Ureña Campaña

    Diseño de cubierta: Pablo Nanclares

    © Lorena Gallardo Peralta

    y Esteban Sánchez Moreno, 2020

    © Los libros de la Catarata, 2020

    Fuencarral, 70

    28004 Madrid

    Tel. 91 532 20 77

    www.catarata.org

    ¿PARA QUÉ SERVIMOS LAS TRABAJADORAS SOCIALES?

    isbne: 978-84-1352-065-0

    ISBN: 978-84-1352-039-1

    DEPÓSITO LEGAL: M-20.640-2020

    thema: JKSN

    este libro ha sido editado para ser distribuido. La intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.

    Prólogo

    Podría comenzar advirtiendo que este libro no es para quien espere encontrarse con una guía de contenidos sobre los estudios de Trabajo Social o un relato naíf sobre el día a día de las/os trabajadoras/es sociales. Pero no es necesaria esa ad­­vertencia, ya que el libro arranca en su presentación con afirmaciones tales como las trabajadoras sociales sirven para ayudar a las personas a liberarse de la opresión. Así pues, esta obra se presenta como una propuesta rompedora, que pretende abrir debates y generar reflexión en las personas interesadas en la profesión del trabajo social. Y lo hace hablando no tanto de aquello concreto que hacen las trabajadoras sociales, sino analizando críticamente el entorno en el que surgieron y en el que se desempeñan las y los profesionales del trabajo social.

    Lo primero que puede sorprender, incluso antes que la presentación, es el título: ¿Para qué servimos las trabajadoras sociales? Los autores, Lorena Gallardo y Esteban Sánchez, alegan sólidos motivos para su propuesta de uso del femenino. Una decisión lógica y llena de significado, al igual que tenemos que enmarcar en el contexto de finales de los años sesenta y principios de los setenta la decisión del colectivo profesional en España de comenzar a utilizar la denominación profesional de entonces, asistente social, en genérico masculino.

    Ya en el primer capítulo, autora y autor viajan por diferentes momentos históricos y distintos lugares geográficos para plantear lo que, a su juicio, son líneas fundamentales para la reflexión y el análisis de la situación —realizadas muchas de ellas por mujeres, como por ejemplo Mary Richmond, Jane Addams o Concepción Arenal—, que permitieron poner las bases de una disciplina como el trabajo social, que construye una noción de acción social transformadora. Gallardo y Sánchez no obvian a lo largo del libro el debate sobre la visión liberadora versus el control social de la profesión desde su origen en la Revolución industrial, y por ello intentan ir abriendo puertas a la reflexión a la vez que buscan evidenciar el potencial transformador del trabajo social.

    Por ello, el segundo capítulo tiene todo el sentido, y para comprender el mundo se hace un acercamiento a las desigualdades sociales, a la exclusión social y a otros vectores de desigualdad más allá del concepto de clase social: así, el género, la edad, la/s diversidad/es, la interseccionalidad… se van desgranando para enfatizar la comprensión de las desigualdades y su reducción como eje central de la acción de las trabajadoras so­­ciales.

    Pudiera parecer, sobre todo a personas ya vinculadas al ejercicio profesional del trabajo social, que los autores no se detienen demasiado en la dimensión relacional, profesional, de ayuda del trabajo social. Creo que si hacemos el ejercicio de mirar al trasluz podemos intuir que Gallardo y Sánchez, procedentes del ámbito universitario, investigadores sociales y docentes comprometidos, consideran necesario poner el foco sobre esas competencias de análisis, de comprensión del impacto de la desigualdad, de incidencia, de construcción con que cuentan las trabajadoras sociales, precisamente para completar esa foto histórica del trabajo social. Este ha sido muchas veces simplificado en su ejercicio bajo el binomio necesidad-recurso, descalificado a menudo como semiprofesión, históricamente aminorado en los ámbitos académicos y también atravesado de manera poliédrica por la variable de género: la vocación mayoritariamente femenina por las profesiones de ayuda y cuidado, que, a su vez, históricamente ha supuesto, por ejemplo, menor desarrollo institucional de la profesión por ser la mayoría de las trabajadoras sociales mujeres, o la sobrerrepresentación de los varones en los ámbitos directivos, gestores y académicos del trabajo social.

    El pacto social para crear el estado de bienestar, los pilares sobre los que se sustenta y el fuerte desarrollo del trabajo social como profesión dentro del ámbito público se presentan en el tercer capítulo. Aquí quiero rescatar lo que señalan Lorena Gallardo y Esteban Sánchez sobre los bienes sociales fundamentales y su convencimiento de que la acción desmercantilizadora es de las que más agrada a las trabajadoras sociales porque supone una obligación colectiva de salvaguarda de un conjunto de derechos, lo que ayuda a romper con el asistencialismo y a empoderar a los individuos y familias en un marco de solidaridad y desarrollo social. Y lo rescato para decir que lo comparto: comparto el convencimiento general y lo comparto personalmente. Este marco es fundamental a día de hoy para entender la importancia en los sistemas públicos, en especial de servicios sociales, de la priorización de la gestión directa y, en el caso de otros modos de gestión, la necesidad del liderazgo, control y seguimiento públicos, y la articulación de la colaboración del tercer sector de acción social y el sector mercantil.

    Los autores abren alguna otra caja de Pandora en este capítulo. Ya nos advirtieron que venían a generar debate: cuando hablan del cuarto pilar del estado de bienestar, apuestan por referirse a él como el pilar de los cuidados, cuando la reivindicación histórica es la denominación de los servicios sociales como cuarto pilar. Es interesante estudiar sus argumentos y su referencia a la noción de cuidados en sentido amplio, a mi juicio muy importante, porque precisamente un enfoque restrictivo de los cuidados en el marco de los sistemas de protección social puede tener consecuencias como la creación de sistemas sociosanitarios de segundo orden o la sanitarización de entornos convivenciales y recursos sociales (como las respuestas propuestas, por ejemplo, ante el gravísimo caso de las residencias de personas mayores durante la pandemia de la COVID-19).

    En cuanto al relevante papel de las/os trabajadoras/es sociales como profesionales de referencia de la atención primaria y/o comunitaria del sistema público de servicios sociales, así como figuras importantes de los equipos de las redes especializadas, Gallardo y Sánchez usan la metáfora de que estas/os profesionales no están en las barricadas, porque no entienden los servicios sociales como la primera línea de una batalla. Comparto con ellos que seguramente ese lenguaje no es el adecuado, porque estamos hablando de garantizar prestaciones, servicios, de alcanzar o consolidar derechos. También precisamente por la propia idiosincrasia de una profesión mayoritariamen­­te fe­­menina: mi generación creció con el imaginario de Gandhi como apóstol de la no violencia, obviando, por ejemplo, que las mujeres sufragistas hicieron bandera de la no violencia convirtiendo su supuesta inferioridad física en fuerza, o la clara apuesta pacifista e internacionalista de las trabajadoras sociales en el marco del cambio de siglo (del XIX al XX) y durante las guerras mundiales.

    Pero tampoco podemos obviar —como bien nos señalan los autores— que tal vez el lenguaje bélico sí puede ayudar a

    describir las consecuencias —en ocasiones terribles—que para las trabajadoras sociales tiene el ejercicio de su profesión, en gran medida consecuencia directa de la falta de recursos de todo tipo para el desempeño de su trabajo, del abuso injustificado de los recortes como herramienta política y administrativa, de la miopía de una política social timorata y falta de ambición, del sometimiento del

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1