Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El Wesley Radical: Patrones para la renovacion de la Iglesia
El Wesley Radical: Patrones para la renovacion de la Iglesia
El Wesley Radical: Patrones para la renovacion de la Iglesia
Libro electrónico263 páginas4 horas

El Wesley Radical: Patrones para la renovacion de la Iglesia

Calificación: 3.5 de 5 estrellas

3.5/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Para los estudiantes de Wesley, pastores que se dedican a la renovación y los wesleyanos llamados al nuevo monasticismo y formación de comunidades misionales, esta edición revisada de El Wesley Radical es un recurso formidable. En sus páginas encontramos un análisis cuidadoso y accesible de la estrategia de Wesley para la renovación de la iglesia. Además, este libro inspira a sus lectores a renovar la iglesia de hoy.

IdiomaEspañol
EditorialSeedbed
Fecha de lanzamiento15 feb 2016
ISBN9781628245332
El Wesley Radical: Patrones para la renovacion de la Iglesia
Autor

Howard A. Snyder

Howard A. Snyder served as distinguished professor and chair of Wesley Studies at Tyndale Seminary in Toronto, Ontario from 2007 to 2012. Prior to that he was professor of history and theology of mission in the E. Stanley Jones School of World Mission and Evangelism at Asbury Theological Seminary in Wilmore, Kentucky from 1996 to 2006. He has also taught at United Theological Seminary, Dayton, Ohio, and pastored in Chicago and Detroit. He has written numerous books, including The Problem with Wineskins (IVP), The Radical Wesley (IVP) and, most recently (with Joel Scandrett), Salvation Means Creation Healed: The Ecology of Sin and Grace (Cascade).

Relacionado con El Wesley Radical

Libros electrónicos relacionados

Cristianismo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para El Wesley Radical

Calificación: 3.6666666666666665 de 5 estrellas
3.5/5

3 clasificaciones1 comentario

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    Es la primera vez que leo a este autor, tiene un tacto muy fino para citar las referencias en torno a la vida y obra de Juan Wesley.

Vista previa del libro

El Wesley Radical - Howard A. Snyder

13:52

Introducción: Verdades nuevas pero antiguas

Es temprano en la mañana del domingo 30 de mayo de 1742. Newcastle, la ciudad portuaria del norte, está apenas despertando. Dos extraños provenientes de Londres, uno de ellos un hombre menudo a finales de sus años treinta, caminan quietamente por la calle Sandgate en la parte más pobre y más despreciable del pueblo.¹

Los dos hombres se detienen al final de la calle y comienzan a cantar el Salmo 100. Algunas personas curiosas se reúnen y el hombre más bajito comienza a predicar de Isaías 53:5—Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (RVR-1960).

El grupo de oyentes crece hasta alcanzar una multitud de muchos cientos, y luego a más de mil. Cuando el pequeño hombre se detiene, la multitud mira boquiabierta en asombro. Así que el predicador anuncia: Si desean saber quien soy, mi nombre es Juan Wesley. A las cinco de la tarde, con la ayuda de Dios, planeo predicar de nuevo aquí.²

Esa noche Wesley se encontró con una multitud de 20 000 personas esperando. Después de predicar muchos le instan a quedarse más tiempo, por lo menos algunos días. Pero Wesley tiene que irse a las tres de la mañana del siguiente día para cumplir con un compromiso en otro lugar.³

De esta manera comienza la obra de Wesley en Newcastle, siendo de aquí en adelante el punto septentrional de su gira triangular que hacía anualmente en Inglaterra. Durante casi cincuenta años haría un circuito anual desde Londres a Bristol, a Newcastle y de regreso a Londres, predicando y enseñando diariamente, con muchos destinos secundarios a lo largo del camino.

Organizado para derrotar al diablo

Es difícil captar todo lo que está sucediendo en este pequeño incidente. Quizás una comparación actual ayudará. Supóngase que Billy Graham va a aparecer súbitamente, solo y sin anunciarse, sin ninguna publicidad o preparación sofisticada en el peor vecindario de Chicago, y comienza a predicar desde la acera. La primera aparición de Wesley en Newcastle fue algo así. Y Wesley siguió este patrón básico por muchas décadas por toda Inglaterra.

Wesley, el experto organizador, nunca edificó una gran organización evangelística. Simplemente fue predicando por todo lugar y envió a otros predicadores en un patrón similar. El don de organizador que tenía Wesley fue dedicado a este único objetivo de formar un pueblo de Dios genuino dentro de la iglesia institucional. Wesley no se concentró tanto en los esfuerzos conducentes a una decisión, sino en el tiempo después de la decisión. Su sistema tenía poco que ver con publicidad o con imagen pública, pero sí tenía mucho que ver con edificar la comunidad del pueblo de Dios. Desde el principio del gran ministerio de Wesley en 1738, el secreto de su radicalidad estriba en la formación de pequeñas bandas de personas que buscaban a Dios, que se unían en una búsqueda ferviente para ser discípulos de Jesús. Wesley se organizó para derrotar al dia–blo⁴—no para hacer convertidos sino para convertir en santos a los convertidos. Wesley no practicaría ninguna religión solitaria, cristianismo secreto o fe sin obras.

Muchos años más tarde Wesley escribió, En religión estoy a favor de la menor cantidad de innovaciones en lo posible. Me encanta más el vino viejo.⁵ Sin embargo, Wesley fue uno de los grandes innovadores de la historia de la iglesia. Aunque tenía ochenta y seis años cuando hizo ese comentario, pudo haber dicho lo mismo cincuenta años antes.

El comentario es, de hecho, típico de toda la eclesiología de Wesley, de su perspectiva de la iglesia. Las palabras claves son en lo posible. Aferrado a lo viejo. Pero si lo viejo dificulta el evangelio, entonces se tienen que hacer cambios e innovaciones. La eclesiología de Wesley era una síntesis funcional de lo viejo y lo nuevo, la tradición y la innovación.

Tal vez la iglesia puede aprender hoy cosas nuevas de Juan Wesley. Las personas, aún las nacidas de nuevo, son notoriamente débiles en el sostenimiento de paradojas que deben de ir juntas—como el Espíritu y la Palabra, lo privado y lo social, o las cosas nuevas y cosas viejas (Mateo 13:52). Además, la verdadera renovación en la iglesia siempre empareja nuevas perspectivas, ideas y métodos con los mejores elementos de la historia. Y la verdadera renovación es siempre un regreso, en su nivel más básico, al ideal de la iglesia como se presenta en las Escrituras y como es vivida en un mosaico variante de fidelidad e infidelidad a lo largo de la historia. Juan Wesley representa una síntesis intrigante de lo viejo y lo nuevo, lo conservador y lo radical, la tradición y la innovación, que pueden suscitar mayor claridad en la nueva búsqueda de hoy día por ser radicalmente cristianos.

Desde todo punto de vista, Juan Wesley fue un hombre excepcional. Su vida (1703–91) abarcó casi todo el siglo dieciocho. Desde el momento en que empezó su predicación en los campos en 1739, hasta su muerte cincuenta y dos años más tarde, viajó unos 362 000 kilómetros y predicó más de 40 000 veces, en algunas ocasiones a multitudes de más de 20 000 personas.⁶ Al momento de su muerte dejó 72 000 Metodistas en Gran Bretaña e Irlanda, y una denominación Metodista en ciernes en los Estados Unidos con unos 57 000 miembros.⁷ Según C. E. Vulliamy, Wesley fue la personalidad ascendente de su época, más ampliamente conocido en Gran Bretaña que ningún otro inglés de su tiempo.⁸

Pero las razones para estudiar hoy a Wesley van más allá de una mera curiosidad histórica. El rol de Wesley en llevar renovación espiritual a una sociedad que se industrializaba rápidamente, y su comprensión y práctica del discipulado cristiano, sugieren dos aspectos de su continua relevancia.⁹ En todo caso, Wesley es más significativo hoy que durante cualquier otro periodo desde el siglo dieciocho. Es importante—y frecuentemente se cita así—como ejemplo de evangelismo de corazón cálido ligado a la reforma social activa. Su significado histórico y teológico está siendo reexaminado—asevera el libro de Bernard Semmel de 1973, The Methodist Revolution [La revolución Metodista], tema del Sexto Instituto Oxford de Estudios Teológicos Metodistas en 1977, Santificación y liberación, y una avalancha de nuevos libros. Y ahora, después de doscientos años, finalmente se está publicando una edición de Oxford de las obras de Wesley.

Una estrella en ascenso

Hoy en día son evidentes las señales de un creciente aprecio por Juan Wesley precisamente como teólogo. Los wesleyanos han preferido a veces ofrecer disculpas sobre la obra teológica de Wesley, diciendo, después de todo, que Wesley no intentó escribir una teología sistemática.¹⁰ Cierto. Pero quizás esta es la fortaleza de Wesley, no su debilidad. Los teólogos tienden a admirar a otros teólogos que tienen sistemas ordenados y profundos. La reputación teológica de Calvino descansa especialmente en su logro como sistematizador lógico. Por lo tanto, a otros teólogos les gusta estudiarlo y existe mucha literatura sobre Calvino. En contraste, Wesley ha sido considerado como teólogo de segunda categoría. Basta con decir, ¡Como teólogo, Wesley fue un gran predicador de avivamiento! La literatura sobre Wesley es principalmente histórica y biográfica, más que teológica. De las editoriales han salido más de 200 biografías o estudios biográficos sobre Wesley.¹¹

Sin embargo, hoy nos percatamos de dos verdades nuevas pero antiguas. Primero, la teología tiene que basarse en la vida. Tiene que estar vinculada con y brotar de la praxis, como han estado insistiendo los teólogos latinoamericanos. Segundo, la teología no es solo el trabajo de los teólogos. Es la tarea de todo el cuerpo de Cristo. Todos los cristianos son llamados a ser teólogos, si por esto queremos decir que todos los creyentes deben estar instruidos en la fe bíblica y saber cómo aplicar esa fe inteligentemente a toda la vida. Además, la teología tiene que desarrollarse a partir del testimonio y la vida en comunidad de la iglesia. Quizás estamos al borde de una recuperación más completa del sacerdocio de todos los creyentes precisamente al punto de la teología.

Por esta y otras razones, la estrella teológica de Wesley está en ascenso. Como lo comenta A. Skevington Wood:

Por mucho tiempo se ha asumido que el fundador del Metodismo fue principalmente un hombre de acción y solo mínimamente un hombre de pensamiento constructivo. Sin embargo, los últimos años han sido testigos de una revaluación radical de su función teológica, lo que a su vez, ha requerido que la naturaleza de su énfasis doctrinal distintivo deba ser considerado seriamente.¹²

Este libro se centra en Wesley tanto como profesional y teólogo. Esto se debe a que en Wesley, la teología y la práctica realmente eran una sola. Desde el comienzo, su obra teológica lidió con problemas prácticos. Su teología fue moldeada por su experiencia y se preocupó, de todo corazón, de que su acción estuviese basada en la sana doctrina.

La forma de vida en comunidad

Por muchos años he sentido que la eclesiología—la doctrina de la iglesia—es fundamental para la fe bíblica. El énfasis creciente de hoy en el discipulado, los estilos de vida, el crecimiento de iglesia y preocupaciones similares, confirma aún más esta convicción. Estamos empezado a ver que una soteriología (doctrina de la salvación) despojada de una eclesiología bíblica no puede ser plenamente bíblica. La pregunta clave es: ¿Cuál es la forma de nuestra vida en comunidad como el pueblo de Dios en el mundo?

Creo que Wesley puede ayudarnos precisamente en estos puntos. De manera que, este libro examina a Wesley—no solo a Wesley el Anglicano sino también a Wesley el radical. Mi objetivo es comprender mejor a Wesley al verlo desde un ángulo frecuentemente ignorado y buscar percepciones necesarias para la iglesia contemporánea.

Muchos de los cristianos que buscan hoy en día una nueva forma de presentar y vivir el evangelio, han redescubierto a los Anabaptistas o la tradición protestante radical. Los Anabaptistas, como Wes Michaelson de Sojourners escribe:

ha provisto un punto de identificación singular para muchos desde una herencia evangélica que ha tomado seriamente el llamado al discipulado en nuestro tiempo. Esto se debe a preguntas cruciales las cuales, históricamente, los Anabaptistas han hecho y han intentado responder:

¿Qué significa entregar nuestras vidas conforme a todas las exigencias del evangelio?

¿Cómo pueden ser moldeadas nuestras vidas consistentemente a través del patrón de servicio de Cristo?

¿Cuáles son las implicaciones concretas de amar a nuestros enemigos?

¿Cómo debe la iglesia vivir su vida como comunidad llamada del pueblo de Dios?

La tradición evangélica ha evadido generalmente estas preguntas; es solo en los últimos años que preocupaciones de esta naturaleza han si quiera logrado entrar en el discurso evangélico. Los Anabaptistas han hecho estas preguntas con urgencia por siglos.¹³

Aunque arraigado en un contexto más bien diferente del Anabaptismo histórico, Wesley hizo preguntas similares. De hecho, al comparar a Wesley con los Reformadores Radicales del tiempo de Lutero y Zwinglio, he observado que hay varios paralelos fascinantes—así como algunas diferencias importantes. Juan Wesley representa por derecho propio una forma de cristianismo radical, una mezcla más bien singular de diversos elementos que merecen un escrutinio más cuidadoso.

La relación entre los Metodistas primitivos y los Anabaptistas sigue siendo en gran parte inexplorada. Debido a que doscientos años y grandes diferencias culturales separan a ambos movimientos, y que casi no existen vínculos históricos directos, es fácil asumir que existe poca o ninguna relación entre los radicales del siglo dieciséis y los predicadores ingleses evangélicos de avivamiento del siglo dieciocho. Este libro sugiere que, de hecho, existe una relación significativa, y que la misma depende principalmente de preguntas eclesiológicas más que de continuidad histórica. El propósito del libro es, en parte, explorar esta relación.

Con los Reformadores Radicales, y especialmente los Anabaptistas, la pregunta sobre el significado de la iglesia fue central, tanto que Franklin Littell tituló su estudio innovador sobre los Anabaptistas The Anabaptist View of the Church [La perspectiva Anabaptista de la Iglesia].¹⁴ Los Reformadores Radicales querían llevar la Reforma a través de una restructuración radical de la vida y experiencia de la comunidad cristiana. Así lo hizo Juan Wesley. En este sentido Wesley se ubica en la tradición protestante radical. Sin embargo, vivió y murió como anglicano, y esperó una reforma general de la iglesia. Fue un reformador radical de una estirpe diferente.

La práctica de Wesley se desarrolló a partir de su perspectiva de la iglesia. De manera que, necesitamos conocer cuál era esa perspectiva. Aunque Wesley no intentó formular una nueva doctrina de la iglesia, sino remediar su decadencia, como lo nota Frank Baker,¹⁵ su ministerio de renovación lo forzó a enfrentar preguntas eclesiológicas continuamente. Su concepto de la iglesia ha sido etiquetado de forma diversa como Católico, Anglicano, Protestante clásico, Puritano y de iglesia libre; y, como lo comenta F. Ernest Stoeffler, se pueden encontrar pasajes en los muchos escritos de Juan Wesley para apoyar una o todas estas interpretaciones.¹⁶ Sin embargo, su ministerio condujo al nacimiento de una de las más grandes iglesias libres, y a Wesley, por lo tanto, se le sitúa frecuentemente en las iglesias libres o en la tradición Protestante Radical.¹⁷

Parte del problema de Wesley—o mejor dicho, de nuestro problema con Wesley—es que no encaja en los moldes en que lo colocamos. No estamos acostumbrados a un evangelista popular de masas que es a la vez un erudito universitario, habla varios idiomas, conoce de memoria los autores clásicos y cristianos, y publica su propio diccionario de Inglés. Tampoco estamos mejor preparados para manejar un evangelista que también es un reformador social, o un teólogo que predica muchas veces diariamente, desarrolla su propia disciplina y sistema de desarrollo personal, envía equipos de predicadores itinerantes, ¡y publica un manual médico casero que pasa por algunas veinte ediciones!

En estas páginas ahondo en la perspectiva que tenía Wesley de la iglesia y el discipulado cristiano, para ver no solo lo que creía Wesley, sino cómo sus perspectivas pueden ayudar hoy en día a los cristianos fervientes. Será útil notar lo que Wesley tiene en común con el Protestantismo Radical histórico, esa corriente de cristianismo que fluye desde el Anabaptismo del siglo dieciséis, pero representado también por una amplia gama de iglesias libres o grupos eclesiásticos de creyentes. No intentaré mostrar vínculos históricos directos entre Wesley y los Anabaptistas, o asociaré a Wesley con un entendimiento Anabaptista del cristianismo radical. Queremos examinar a Wesley en sus propios términos, porque es aquí donde descansa su importancia.

En este sentido, es importante notar que utilizo Protestante Radical e iglesia de los creyentes como categorías fundamentalmente sinónimas y formas de ver la iglesia. En esto sigo a Donald F. Durnbaugh en su significativo estudio de 1968, The Believers’ Church: The History and Character of Radical Protestantism [La Iglesia de los Creyentes: la Historia y Carácter del Protestantismo Radical].¹⁸ El Protestantismo Radical consiste en todos aquellos cuerpos eclesiásticos que desearon llevar la Reforma hasta una completa restructuración de la iglesia en el modelo Neo Testamentario. Como representantes del Protestante Radical o de los grupos de Iglesia de los Creyentes, Durnbaugh discute a los Valdenses, la Unidad de los Hermanos (Unitas Fratrum) y más tarde los Hermanos Moravos, los grupos Anabaptistas y los Bautistas primitivos, los Cuáqueros y los Metodistas. También incluye grupos más recientes como los Discípulos de Cristo, los Hermanos de Plymouth y la Iglesia Confesante en la Alemania Nazi.

Es necesario mencionar tres cosas sobre esta perspectiva para clarificar esta última discusión. Primero, este es un abordaje temático y tipológico, no uno basado en la historia lineal. A pesar de que se pueden trazar vínculos históricos entre los grupos protestantes radicales, esta es una consideración secundaria. El hecho importante es la comprensión similar de la iglesia que distingue a estos grupos, a pesar de los contextos históricos diferentes.

Segundo, es preciso decir unas palabras con relación al bautismo infantil. Debido a que Anabaptista significa volver a bautizar, y la mayoría de iglesias de los creyentes bautizan adultos y no infantes, muchos intérpretes históricamente ponen gran peso sobre la práctica del bautismo de los creyentes y dejan pasar el asunto más fundamental: el voluntarismo. Franklin Littell nota que aún en el Anabaptismo primitivo, el verdadero asunto no era el acto del bautismo, sino más bien una lucha amarga e irreductible entre dos conceptos mutuamente excluyentes de la iglesia. Los Anabaptistas buscaban restaurar el cristianismo apostólico. El bautismo se hizo importante porque era la línea divisoria más obvia entre los dos sistemas.¹⁹ De manera similar, Leonard Verduin nota que el rechazo de los Anabaptistas al el bautismo infantil se basaba principalmente en una aversión hacia la ‘cristianización’, es decir, hacia el bautismo con connotaciones sacralistas, y, de esta manera, el Anabaptismo primitivo no fue tanto un asunto de anti-pedobautismo, como de anti-constantinianismo. De hecho, algunos de los Anabaptistas primitivos no repudiaron el bautismo infantil al principio, sino sólo el ritual de cristianización.²⁰

Es bueno tener esto en mente cuando examinamos el metodismo primitivo, donde el bautismo infantil era, por supuesto, practicado. Y es bueno recordar en este sentido que hoy en día virtualmente todos los grupos cristianos, Católicos y Protestantes por igual, son asociaciones voluntarias.

La tercera consideración trata sobre el lugar de los Hermanos Moravos como representantes del Protestantismo Radical. Los Moravos son vistos aquí como portadores de la tensión protestante radical en sus contactos con Juan Wesley. Esto se podría impugnar si nuestra principal preocupación fueran las conexiones históricas directas. La discusión anterior pone en claro, sin embargo, que este no es nuestro énfasis. Al igual que Durnbaugh, George H. Williams y otros, veo a los Moravos (y a los Unitas Fratrum primitivos) ubicados dentro de la tradición Protestante Radical debido a su concepción fundamental de la iglesia.²¹

El plan general del libro es sucesivamente histórico, teológico y analítico. La primera sección cuenta la historia de los años formativos de Wesley desde 1725 hasta cerca de 1745. La segunda sección examina el entendimiento que tenía Wesley de la iglesia y su papel en la historia. La sección final discute la vida y renovación de la iglesia hoy en día a la luz de los conceptos de Wesley.

I

La formación de un cristiano radical

1 Las raices de Wesley

El renacimiento espiritual de Wesley y el surgimiento del Metodismo ocurrieron durante los años 1738 a 1740. Estos años también marcan el periodo del contacto más íntimo de Wesley con los Hermanos Moravos.

Cuatro crisis golpearon a Wesley durante este tiempo: (1) su sentido de fracaso al regresar de América en febrero de 1738; (2) su "experiencia del

¿Disfrutas la vista previa?
Página 1 de 1