Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El barril del amontillado
El barril del amontillado
El barril del amontillado
Libro electrónico14 páginas6 minutos

El barril del amontillado

Calificación: 5 de 5 estrellas

5/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

En plenos carnavales de alguna ciudad italiana del siglo XIX, Montresor busca a Fortunato con animo de vengarse de una pasada humillacion. Al hallarlo ebrio, le resulta facil convencerlo de que lo acompañe a su palazzo con el pretexto de darle a probar un nuevo vino. Lo conduce a las catacumbas de la casa, y alli consuma su venganza.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 ene 2017
ISBN9788826003177
El barril del amontillado
Autor

Edgar Allan Poe

New York Times bestselling author Dan Ariely is the James B. Duke Professor of Behavioral Economics at Duke University, with appointments at the Fuqua School of Business, the Center for Cognitive Neuroscience, and the Department of Economics. He has also held a visiting professorship at MIT’s Media Lab. He has appeared on CNN and CNBC, and is a regular commentator on National Public Radio’s Marketplace. He lives in Durham, North Carolina, with his wife and two children.

Relacionado con El barril del amontillado

Libros electrónicos relacionados

Clásicos para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para El barril del amontillado

Calificación: 5 de 5 estrellas
5/5

1 clasificación0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El barril del amontillado - Edgar Allan Poe

    EL BARRIL DE AMONTILLADO

    Edgar Allan Poe

    Lo mejor que pude había soportado las mil injurias de Fortunato. Pero cuando llegó el insulto, juré vengarme. Vosotros, que cono-céis tan bien la naturaleza de mi carácter, no llegaréis a suponer, no obstante, que pronun-ciara la menor palabra con respecto a mi propósito. A la larga, yo sería vengado. Este era ya un punto establecido definitivamente. Pero la misma decisión con que lo había resuelto excluía toda idea de peligro por mi parte. No solamente tenía que castigar, sino castigar impunemente. Una injuria queda sin reparar cuando su justo castigo perjudica al venga-dor. Igualmente

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1